Tristán Xancó, propietario de la histórica camisería Xancó de Barcelona, situada en el número 78-80 de la Rambla desde hace 200 años, ha decidido bajar la persiana el próximo día 31 de diciembre, porque ya no puede competir con la cultura de la inmediatez, internet y las camisetas informales para vestir.

Cierra otro de los establecimientos comerciales históricos de Barcelona, el más antiguo de la Rambla, que abrió en enero de 1820, porque los cambios de hábitos sociales a menudo son incompatibles con la tradición: cada vez menos personas se hacen camisas a medida.

La esposa de Xancó, Pilar Satta, que desde 1975 trabaja a la tienda, ha explicado a Efe que la decisión de cierre es "por cuestiones personales y porque la mentalidad de la sociedad ha cambiado".

El esplendor del Modernismo

Entrar en la camisería Xancó es retrotraerse en el tiempo al esplendor del Modernismo: sus muebles son originales de 1912, cuando el propietario reformó por primera vez el local, hechos en madera noble, vidrieras esculpidas, y vitrinas y estantes llenos de camisas, con un taller en la trastienda, y una máquina registradora anhelada por anticuarios.

La camisería está catalogada como establecimiento de gran interés en el Catálogo de Patrimonio Arquitectónico, Historicoartístico y Paisajístico de Barcelona.

Desde hace unos días, en las ventanas del establecimiento lucen unos carteles blancos con el lema, quizás a manera de epitafio: "liquidación, descuentos del 50%".

"No hay ningún culpable del cierre"

Satta insiste: "No hay ningún culpable del cierre. La mentalidad de la sociedad ha cambiado, todo el mundo tiene prisa. Ahora el mundo responde al 'me gusta, me lo quedo'. A la gente ya no le preocupa tanto venir, probar y llevarse un producto personalizado. Todos tienen prisa".

Un turista italiano mira una camisa azul verde glauco que le ofrece Satta, y, como si estuviera en un museo enfrente de una rareza única, dice con tristeza en italiano: "esta camisa es preciosa, es un pecado que cierren, ¿donde encontraré camisas tan bonitas y de esta calidad"?.

Satta explica que en la tienda van clientes internacionales y nacionales, "pero todos buscan una misma cosa: un trato personalizado, palpar las telas para comprobar su calidad".

"Los jóvenes compran otro estilo de camisas o camisetas de algodón. El estilo ha cambiado", se lamenta Satta.

También atribuye a internet la menor afluencia de público en su comercio. Para Satta no tiene sentido preguntar si no habrían podido lanzar su negocio a las redes porque argumenta que "en internet no puedes tocar el producto con tus manos, nosotros enviábamos telas por correo si alguien nos hacía un pedido desde fuera".

El anuncio de cierre de la tienda ha despertado un inusitado interés por entrar. El comercio está lleno estos días. Andan con prisa, como si supieran que este museo textil modernista morirá en unos días. Muchos no compran, sólo la visitan. Otros quieren hacerse con una de las últimas camisas artesanales.

Todavía Satta no relaciona el cierre con el precio del alquiler, la inmobiliaria Quonia ha publicitado esta semana como uno de sus activos inmobiliarios el de la Rambla 78-80, donde está el local.

"Situado en una de las zonas más mediáticas de la capital catalana, este inmueble cuenta con más de 100 años de historia. Su situación, en plena Rambla de Barcelona, entre el célebre Teatro de Liceo y el popular Mercado de la Boqueria, con su estilo señorial, y la fuente neoclásica presidiendo la fachada del Pla de la Boqueria, lo convierten en un edificio de un alto valor arquitectónico, tanto para autóctonos como para turistas ", publica la inmobiliaria.

"Actualmente, Barcelona es una de las ciudades más demandadas como destino turístico y este inmueble tiene uno grande atractivo para satisfacción de la demanda", añade el anuncio.