Barcelona tiene los barrios más gentrificados del Estado, tal como ha revelado ahora el Centre d'Estudis Demogràfics (CED) de la UAB —en un índice publicado en la revista Perspectives Demogràfiques—. De hecho, ya no es ni Barcelona, sino que es Ciutat Vella: el barrio de la Barceloneta es el más gentrificado de todos, con un coeficiente de 0,941; por detrás, el Born (oficialmente, Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera), con un coeficiente de 0,925. A escala estatal, el podio lo completa el barrio de Malasaña (oficialmente, Universidad), en Madrid, con un coeficiente de 0,919. A escala local, ¿cuáles son los barrios más afectados por la gentrificación en la capital del país?
Antes que nada, hay que tener en cuenta que los investigadores del CED se refieren a la gentrificación como los procesos por los cuales la llegada de personas con mayor capacidad adquisitiva desplaza a residentes con ingresos más modestos hacia zonas cada vez más alejadas de los centros. En esta línea, definen como barrios más gentrificados aquellos donde se registra: un aumento de la población joven, con estudios universitarios, ocupada en las categorías laborales más altas, nacida en países ricos, que vive sola o en hogares compartidos no familiares, una aceleración en la llegada de personas con estudios universitarios y un incremento más acusado de los precios de alquiler.
La gentrificación se extiende en Barcelona
Los investigadores advierten que las ciudades españolas han registrado un aumento de estas variables entre 2011 y 2021, aunque con una notable diversidad territorial que denota intensidades diferentes entre ellas. Con todo, proponen un índice de gentrificación (con un mapa interactivo) que asigna a cada barrio un valor entre 0 y 1 que les permite analizar el proceso en este lapso de diez años, a partir de las ocho variables mencionadas. Barcelona y Madrid concentran la mayoría de los barrios donde la gentrificación ha avanzado con más intensidad, lo que indica un grado más alto de consolidación del proceso en estas dos ciudades durante la década de 2010. La primera ciudad que no es ni una ni otra es Palma, con un valor que cae hasta un coeficiente de 0,66
Para más inri, hay que tener en cuenta que el índice constata la expansión de la gentrificación hacia zonas tradicionalmente ajenas, cuando a menudo se había concentrado en unos pocos barrios a menudo en los centros históricos. En Barcelona, la gentrificación se extiende hacia barrios como la Sagrada Familia, Sant Antoni y el interior de los distritos de Sant Martí y Sants-Montjuïc.
La advertencia de los investigadores
A modo de conclusión, si bien puede parecer una obviedad, cabe remarcar que la gentrificación adopta formas diferentes en cada ciudad y puede ser impulsada por actores diversos. En esta línea, los investigadores evidencian la desigual fuerza de la gentrificación, tanto entre ciudades como dentro de ellas. Y, como ya hemos dicho, la gentrificación se extiende desde los centros hacia los barrios adyacentes. Al respecto, el análisis destaca que "allí donde estos procesos se manifiestan con más fuerza, la gentrificación ha llegado a barrios que parecían al margen por su situación geográfica y su composición social, como (...) Sants o Poble Sec en Barcelona".
El estudio no acaba sin advertir que, tras la pandemia, estos procesos se han intensificado de la mano de nuevas subidas en el precio de la vivienda, la globalización de las transacciones y la financiarización de la vivienda, que dificultan el acceso a la población corriente. "Nos dirigimos hacia ciudades cada vez más excluyentes que expulsan a las poblaciones más vulnerables de sus barrios, aumentando la segregación socioespacial y la desigualdad urbana en nuestras regiones metropolitanas", concluyen los investigadores, antes de sentenciar que "garantizar el uso residencial de la vivienda y evitar la expulsión de los vecinos de sus hogares se convierten en prioridades fundamentales para construir una sociedad urbana más equitativa y justa".