El Ayuntamiento de Barcelona, por medio de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) se rearma este año en la lucha contra el mosquito tigre con la intensificación del control de este insecto y, especialmente, con la incorporación de una veintena de trampas con sensores inteligentes que permiten la identificación automática de los ejemplares de mosquito, dentro de los programas de vigilancia que se llevan a cabo cada año entre abril y noviembre en aquellos elementos del espacio público que pueden acumular agua estancada. Según ha informado al Ayuntamiento este jueves, también se trabaja en la sensibilización en las escuelas y propiedades privadas y se lleva a cabo la vigilancia de las enfermedades transmitidas por este tipo de mosquitos.
El objetivo principal de esta estrategia preventiva es eliminar los puntos de cría de mosquitos y evitar su proliferación para evitar molestias y reducir los riesgos para la salud de las personas. En este sentido, existe un mapa de zonas de riesgo elaborado teniendo en cuenta la actividad registrada el año anterior, los elementos de riesgo, los equipamientos especialmente sensibles con respecto a la vigilancia y control de arbovirosis y otros aspectos relacionados con el entorno y las desigualdades sociales. Este año se han definido 72 de estos puntos con posibilidad de proliferación del mosquito tigre, además de atender las comunicaciones ciudadanas relacionadas con la presencia de mosquitos, potencialmente peligrosos, ya que pueden transmitir enfermedades como el dengue, el chikungunya y el Zika.
Trampas con fiabilidad del 89%
Las trampas inteligentes utilizan tecnología avanzada que detecta los mosquitos cuando pasan por un rayo de luz y, a partir del movimiento que hacen sus alas, pueden saber de qué especie se trata, si son machos o hembras, e incluso si son jóvenes o adultos. Según los estudios, el porcentaje de acierto es de casi un 89% de las veces. Con el uso de la inteligencia artificial, esta información se convierte en datos que se envían en tiempo real a sistemas digitales centrales. Eso sirve para monitorizar la actividad de mosquitos y también se pueden hacer análisis y mapas para saber dónde hay más riesgo y actuar de forma proactiva. Además, las trampas inteligentes funcionan de manera automática, sin necesidad de que alguien recoja muestras constantemente, cosa que ahorra tiempo y recursos y permite hacer una vigilancia continuada.

La manera más eficiente de controlar la proliferación de mosquitos y reducir su presencia es evitar que se reproduzcan, y eso se consigue principalmente eliminando sus ámbitos de cría. En 2024 la ASPB revisó 43.106 puntos de vigilancia y control (sumideros, fuentes ornamentales o naturalizadas) en el espacio público, detectó actividad en 297 y efectuó 25.008 tratamientos larvicidas con productos biológicos. Por otra parte, recibió y atendió 142 comunicaciones ciudadanas y solo se detectó actividad en un 13% de ellas. En todos los casos se contacta con la persona afectada, se hace inspecciones en la vía pública, se aplican medidas preventivas, correctoras y de control, si hacen falta, y se hace seguimiento continuado hasta la resolución. Los meses con una actividad más elevada fueron mayo y octubre.