El Ayuntamiento de Barcelona ha ampliado la prohibición de las rutas de borrachera organizadas de local en local: ahora el veto será para toda la ciudad y durante las 24 horas del día. La prohibición total, vía decreto firmado por el alcalde, Jaume Collboni, tendrá una vigencia de cuatro años a contar desde su entrada en vigor. El objetivo del consistorio municipal barcelonés, apuntan en un comunicado, es garantizar la convivencia ciudadana y el descanso vecinal y desincentivar así el consumo de alcohol en cantidades ingentes por salud pública. Ahora, se inicia un periodo de veinte días hábiles para informar de la medida a la ciudadanía.
El decreto prohibirá organizar, vender o realizar itinerarios por varios locales de ocio de la ciudad. La actividad, conocida como 'pub crawling', es una forma de negocio que consiste en promocionar el consumo de alcohol a través de un recorrido por una serie de establecimientos adheridos a una oferta de precios. Habitualmente, un promotor se encarga de buscar grupos de personas, principalmente turistas, y los concentra en uno de los locales para iniciar el recorrido. La oferta consiste en consumir unas o más bebidas de forma relativamente rápida, para pasar inmediatamente al siguiente establecimiento. El Ayuntamiento señala la práctica como un factor de riesgo por molestias vecinales y potenciales delitos o infracciones de seguridad vial.
Hasta ahora, la prohibición de estas rutas alcohólicas estaba restringida solo en los distritos de Ciutat Vella —desde 2012—, donde empezaron, y del Eixample —desde el 1 de junio de este año—, hacia donde se desplazaron semillas, y se implementaron con unos decretos de prohibición acotados al horario nocturno, de las 19.00 a las 7.00 horas. Dado que se ha detectado que el 'pub crawling' se produce a lo largo del año y a cualquier hora del día, el nuevo decreto establece que la prohibición no sea estacional, sino permanente, y durante las 24 horas del día, no solo por la noche. El nuevo texto también prohíbe la difusión publicitaria por cualquier medio de las actividades relacionadas con este negocio.
La prohibición de las rutas de alcohol ha contribuido a reducir significativamente el número de rutas y ha ayudado a prevenirlas gracias a la detección previa de la oferta a través de redes sociales, según los datos aportados por la Guardia Urbana. El control administrativo y policial fue clave para mantener la situación bajo control. De hecho, si en 2012 la Guardia Urbana impuso en Ciutat Vella un total de 58 denuncias relacionadas con la organización de rutas entre establecimientos, incluida la distribución de publicidad al respecto, el año pasado solo interpusieron tres denuncias.
Apuesta por un turismo "de calidad"
El turismo, y más concretamente el turismo incívico de borrachera, es una de las principales preocupaciones de los barceloneses, por la degradación y los conflictos de convivencia que propicia, y a su vez supone un reto para el consistorio de Collboni. Barcelona Turisme ya apuntó a finales del año pasado en la dirección de promover la ciudad como lugar "de cultura" para un turismo "de calidad". "Ya no nos hacen falta más turistas, cruceristas y congresistas, nos hacen falta mejores, y mejores quiere decir escoger los que queremos", afirmó el director general del consorcio, Mateu Hernández. En junio, Collboni anunció la designación de un comisionado específico para el turismo, el geógrafo José Donaire, para planificar y hacer sostenible el turismo en la ciudad.