El Club Capitol de La Rambla está a punto de desaparecer. 93 años de historia que dirán adiós cuando acabe la actual temporada, obligado a cerrar por la decisión del propietario del local de no renovar el contrato con el Grup Balañá, que lo gestiona desde 1962. Nacido como cine y reconvertido en escenario teatral en los 90, el cierre cambiará la fisonomía de los alrededores de la Font de Canaletes, sepultando la memoria colectiva de decenas de generaciones de espectadores y artistas. La noticia ha provocado un verdadero incendio en las redes sociales, con un crítico de cine como Toni Vall encabezando el rechazo a la decisión del arrendatario, que engrosa la lista de establecimientos históricos de Barcelona que han sucumbido a la presión inmobiliaria y la especulación: "Realmente vomitivo la porquería de ciudad que está quedando"

club capitol

Club Capitol

Vall ha compartido los motivos del cierre de una sala imprescindible para entender la cultura barcelonesa. Allí pudo disfrutar de obras maestras del cine y de tótems de la interpretación teatral, como el icónico Pepe Rubianes o La Cubana, que la consideraban como su propia casa. La denuncia y el recuerdo han provocado la reacción de grandes actrices y actores catalanes, indignados con la inacción de las instituciones y la desaparición de un patrimonio que hacía de Barcelona una ciudad especial. La emoción de Anna Barrachina y un "Cómeme el coco, negro" sobre las tablas de un escenario en obras, Ivan Benet incidiendo en la relación del gran actor galaico-catalán con el Capitol, Marc Martínez interpelando a las autoridades municipales bajo el lema "no se cierra" o Biel Duran llamando a no rendirse y a oponerse radicalmente a la pérdida del equipamiento cultural, son sólo algunas de las manifestaciones que deja el mundo del espectáculo.

anna barrachina tv3

Anna Barrachina TV3

Ivan Benet @ivanbenet

Ivan Benet @ivanbenet

Marc Martínez @elmarcmartinez

Marc Martínez @elmarcmartinez

Biel Duran @bielduran

Biel Duran @bielduran

Si el progreso era eso, que paren el mundo, que muchos nos bajamos. Barcelona va perdiendo rasgos de identidad para reconvertirse en un gran centro comercial, sin alma ni gracia, dedicado al turismo y no a sus ciudadanos. Veremos si las administraciones se sienten aludidas e intervienen. Después será demasiado tarde.