Cuando el Parlamento de Catalunya aprobó la ley que prohíbe los toros hizo una trampa. Lo que se prohibían eran las corridas pero no todo el maltrato animal con finalidades festivas, etílicas y de desenfreno. Se mantuvieron los correbous por su tradición, muy catalana, en las Tierras del Ebro. La presión del territorio hizo que los animalistas se resignaran: no lo podían tener todo. Han pasado 10 años y convendría revisar la ley y evitar imágenes como estas:

El clamor ya no es de cuatro hippies o de dos Pilar como Eyre y Rahola, es que el país entero mira con vergüenza esta salvajada. Ahora resulta que los municipios que hacen correbous prohíben el teatro, La vergüenza empieza a ser alguna cosa más, prevaricación e inhabilitación. Un actor y presentador de TV3 denuncia que para ser crítico con los correbous ha sido vetado para actuar con su obra de teatro a los municipios tarraconenses donde se perpetra. Es Peyu:

Peyu adora los animales, tiene propios para elaborar quesos y los cuida como es debido, y no tiene miedo de enfrentarse con la gamberrada de mantener correbous en el 2022. "A mí ya me han cancelado una actuación este verano en las Tierras del Ebro para decir en la radio que los correbous son una auténtica mierda. Mientras seguís permitiendo esta burrada no hace falta que me llaméis, ya me cancelo yo voluntariamente. ¡Va valientes! Que vienen elecciones municipales"!.

peyu tv3
Peyu TV3

Eso no va de la Catalunya de Barcelona arriba contra la Catalunya de Barcelona abajo. Va de sensibilidad, de sentido común, evolucionar, de no hacer daño. Tan sencillo como eso: no causar dolor sin sentido. Los animales no son personas pero los que tampoco son personas son los que disfrutan viéndolos sufrir. Valiendo Peyu, un trabajo menos, un admirador más. Lamentablemente eso de las elecciones municipales de 2023 no será la solución.

Peyu no está solo. Otras caras de TV3 no callan. Rahola estalló con vehemencia contra la tortura animal catalana. Furiosa después de ver, con un nudo en la garganta y ganas de vomitar, esta horrible demostración de bajeza humana. Y ella, siempre acertada y prolija en el discurso, tiene lo suficiente con tres palabras para sentenciar la aberración que tiene que hacer sentir vergüenza a la ciudadanía, venga de donde venga. ¡"Hijos de puta"!, exclama indignada. Su compromiso con el bienestar animal es bien conocido, también su lucha y su vehemencia. A pesar del suyos esfuerzos y los de tantos como ella, sin embargo, la partida no se está ganando. La infamia sigue viva. Y los toros, muertos de forma sádica y humillante.