La princesa Leonor de Borbón, a sus 19 años, parece decidida a romper con todos los moldes que la Casa Real ha tratado de imponerle desde su infancia. Su paso por Panamá, como parte del viaje de instrucción a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, se ha convertido en el nuevo epicentro de una tormenta mediática que apunta directamente a su comportamiento nocturno. En plena madrugada, Leonor fue vista saliendo de un local con fuerte presencia de su escolta personal, cuyo despliegue agresivo y casi violento sorprendió a los curiosos que intentaban inmortalizar el momento con una simple fotografía.
Lejos de proyectar la imagen de prudencia y discreción que se espera de una futura reina, la princesa de Asturias se vio envuelta en un altercado público durante su escala panameña. Según testigos, Leonor regresó al Juan Sebastián Elcano fuera del horario permitido, visiblemente desinhibida y bajo estricta custodia. La consecuencia fue inmediata: amonestación formal por parte de sus superiores y un nuevo episodio incómodo para Zarzuela, que intenta minimizar los daños antes de que lleguen a la prensa... aunque sin demasiado éxito.

El comportamiento de Leonor desafía las normas y despierta inquietud en Palacio
No es la primera vez que la hija de los reyes Felipe y Letizia se ve envuelta en un escándalo relacionado con su vida nocturna. Según fuentes cercanas a la tripulación del Elcano, no todos los mandos están satisfechos con el comportamiento de la princesa. Aunque oficialmente se insiste en que recibe el mismo trato que cualquier otro cadete, lo cierto es que las amonestaciones a Leonor carecen de consecuencias reales. Mientras sus compañeros enfrentarían medidas más severas por estas faltas, la futura reina sigue acumulando advertencias que, en la práctica, no afectan su estatus privilegiado.
En Brasil, durante una escala anterior, la princesa fue parte de un grupo que regresó al barco en condiciones cuestionables, lo que derivó en una reprimenda general. Ahora, con la parada en Panamá ya empañada por los recientes incidentes, algunos oficiales empiezan a preguntarse si la presencia de la heredera al trono a bordo supone más una carga que un honor. El ruido mediático que genera cada uno de sus pasos obliga a redoblar la vigilancia, mientras los escándalos se acumulan y la imagen de la monarquía se tambalea.

Cartagena, Santo Domingo y Nueva York: el equipo de seguridad se prepara para evitar más filtraciones
En Zarzuela, el nerviosismo es evidente. A pesar del férreo control de la reina Letizia sobre la educación y formación de sus hijas, Leonor parece decidida a escribir su propia historia. Aunque aún no hay consecuencias oficiales más allá de las amonestaciones internas, no se descarta que a su regreso se imponga un régimen más estricto, especialmente si se producen nuevas “noches agitadas” en las siguientes paradas del buque.
Mientras el Juan Sebastián Elcano sigue su ruta hacia Cartagena de Indias y Santa Marta, (Colombia), Santo Domingo (República Dominicana) y Nueva York (EEUU), las alarmas siguen encendidas. Cada escala es vista ahora como una posible bomba de relojería para el equipo de seguridad, que trabaja sin descanso para evitar nuevas filtraciones. Sin embargo, los móviles de los testigos, las redes sociales y la creciente atención internacional son enemigos difíciles de esquivar.