Desde sus inicios en Puerto Rico, Bad Bunny ha revolucionado la música urbana, consolidándose como uno de los artistas más representativos de la época. Con una carrera que ha alcanzado hitos impresionantes, sigue posicionando sus canciones en las listas más importantes del mundo, rompiendo récords y conquistando audiencias de todas las edades y nacionalidades. Su estilo único, que combina géneros como el trap, reggaetón y música latina, genera un impacto global que trasciende fronteras, convirtiéndose en un fenómeno cultural.

Su reconocimiento público es tan amplio que incluso instituciones académicas han querido entender qué hace que la música de Bad Bunny sea tan especial. En Puerto Rico, el Colegio de Químicos decidió investigar el fenómeno, y fue María Santiago Reyes, su entonces presidenta, quien inició las indagaciones. Lo sorprendente es que los resultados revelaron que estas canciones activan en el cerebro procesos bioquímicos similares a los que se producen con otros grandes artistas de la historia como The Beatles o Elvis Presley.

Según los estudios, escuchar su música estimula la liberación de neurotransmisores como dopamina, serotonina y oxitocina. Estos compuestos son fundamentales para el bienestar emocional: la dopamina está relacionada con la sensación de placer y recompensa, la serotonina regula el estado de ánimo y la felicidad, y la oxitocina, conocida como la hormona del amor, fomenta sentimientos de conexión social. Cuando estos químicos se activan, se producen sensaciones de alegría, calma y satisfacción, demostrando por qué hay tantos seguidores y lo que podrían llegar a sentir las masas. 

¿Cómo funciona la química del cerebro para los oyentes de Bad Bunny y otros artistas?

El neuropsicólogo José Antonio Portellano Pérez comentó en una entrevista a El Confidencial que “cuando una música gusta, sea de Bad Bunny o de otro artista, se disparan hasta cuatro sustancias que regulan el llamado cuarteto de la felicidad: la oxitocina, las endorfinas, la dopamina y la serotonina”. Algo que tiene mucho sentido y respalda los estudios realizados en Puerto Rico sobre Benito Martínez (el verdadero nombre del cantante). 

Además, aclaró que si la canción no es del agrado del oyente, el cerebro no experimenta estos cambios positivos y se mantiene imperturbable en la mayoría de los casos. Otros factores también influyen en la experiencia musical, como los recuerdos asociados a ciertas canciones o el entorno en el que se escuchan. Por ejemplo, en un concierto, si las personas a tu alrededor disfrutan y cantan contigo, el sistema neuronal actúa como un espejo, amplificando las emociones.

Aunque las sensaciones que provoca la propuesta musical de los intérpretes contemporáneos son muy personales, la ciencia demuestra que hay un componente biológico que explica por qué artistas como Bad Bunny logran conectar con tanta gente. La combinación de su talento, y la respuesta normal del cerebro ante un estímulo satisfactorio, hacen que su estilo sonoro no solo sea un entretenimiento. En definitiva, tu ‘playlist’ puede transformarse en una verdadera fuente para lograr un estado de ánimo positivo con el paso del tiempo. ¿Pondrás más atención al incorporar la próxima canción en tu rutina?