En pleno confinamiento, Carlos Falcó falleció a causa del coronavirus. Desde aquel momento la vida de Esther Doña cambio por completo. Tuvo que dejar la residencia que compartía con el marqués de Griñón, el Palacio de El Rincón, e irse a vivir a su piso en Majadahonda. En aquel momento se encontraba sola y su mayor apoyo fue su perrita Chloe. Cada día pesaba más la ausencia de su entonces marido. Unos meses después se abrió una cuenta en las redes sociales, donde actualmente tiene más de 11.000 seguidores y ha empezado a trabajar con las marcas.

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Esther Doña con Carlos Falcó / agencia 

El nuevo gran amor de Esther Doña es juez de la Audiencia Nacional 

La vida de Esther Doña siempre ha pasado bastante desapercibida. Solo interesó cuando saltó a la noticia su romance con Carlos Falcó. Ahora ha vuelto a ponerse de rigurosa actualidad por su nueva conquista. Se encuentra como una adolescente. Esther Doña estaba iniciando una nueva relación con Santiago Pedraz, un afamado juez de la Audiencia Nacional con el que el exmarido de Isabel Preysler también mantenía una estrecha amistad.

En el magistrado Doña encontró su principal apoyo. Eran muy grandes amigos, y esta amistad desencadenó en una relación. Siempre han llevado su noviazgo de forma muy discreta, sin embargo, cuando se filtraron las primeras fotografías juntos decidieron no esconderse más. En las redes sociales ambos han alardeado de su amor con fotografías muy acaramelados y bonitos mensajes.

Carlos Falcó vive para siempre en su recuerdo, pero ella ha logrado ser feliz con Santiago y empezar una nueva vida. Esta relación la aleja aún más de Tamara Falcó, con quien nunca ha tenido muy buena relación, aunque siempre han intentado disimular.

“Es algo que nos sorprendió a los dos. Hace unos años, Carlos, que siempre pensaba en todo, comentó en una reunión con amigos: ‘El día que yo no esté, ¡Santiago es el hombre que me gustaría para Esther!’”, dijo ella, y así fue.

Además, Esther Doña goza de una buena salud económica. Hace un par semanas salía a la luz que Tamara Falcó y su hermano Manolo habían comprado a Esther el usufructo del palacio El Rincón,  que le correspondía como beneficiaria de la cuota viudal. De esta forma se desvinculan de ella para siempre.