Tamara Falco e Íñigo Onieva tienen un estilo de vida de ensueño, bueno, mejor dicho, una vida de vagos. Se pasan el día viajando, comiendo, bebiendo y haciendo una recopilación de fotografías para mostrarlas en su Instagram. El ejemplo de la vida del trabajador, está claro. Solo hay que curiosear un poco las portadas de las revistas, sus redes sociales para ver que no tienen demasiada vocación por el estudio o para romperse la espalda, el dinero les sale por las orejas. Ella tiene un apellido privilegiado, y solo tiene que cumplir con la obligación, entre comillas, ir a la tertulia semanal de El Hormiguero. Todo un sacrilegio para ella. El joven, en cambio, solo se tiene que dedicar, a no pifiarla cada vez que sale de fiesta, o al menos ser un poco más discreto. Porque con respecto al resto, tampoco tiene demasiados compromisos laborales, tan solo llegar a la hora al restaurante que ha escogido para cenar y ya.

Entre los múltiples viajes que han hecho, de los cuales hemos perdido la cuenta, el matrimonio de enamorados han pasado unos días en Venecia junto con la íntima amiga de la marquesa, Luisa Bergel, y su marido Cristian Flórez. Un viaje de parejitas VIP donde se gastaron toda su miseria con un hotel de 1.500 euros la noche, museos exclusivos, restaurantes de manteles blancos, con todo tipo de postres. Se lo recorrieron todo, así nos lo han mostrado a su perfil de Instagram: desde la Plaza San Marcos, el Palacio Ducal o el Gran Canal y además la Bienalle, la feria de arte que este celebra la suya 61.ª edición. Bien, un breve resumen de todo lo que han hecho durante estos días, turismo de ricos a la altura de sus monederos.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Europa Press
Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Europa Press
Tamara Falcó e Iñigo Onieva / Instagram
Tamara Falcó e Iñigo Onieva / Instagram

Está claro que después de esta escapada, la prensa rosa quiere verlos, preguntar por la estancia, comprobar que continúan enamorados... y todo el resto de aspectos que se analizan constantemente en las portadas. Pues bien, en vez de aparecer, atender a los cuatro paparazzi y responder con educación o ni que sea saludar, la pareja ha dado la espalda totalmente a la prensa. Tamara Falcó e Íñigo Onieva odian este momento en la llegada de sus viajes, pero, bien, después de no hacer absolutamente nada, ¿tampoco tienen nada que ocultar no? Resulta que los periodistas que hacían guardia en el aeropuerto se quedaron aniquilados al ver la actitud de la marquesa y su marido, intentaron evitarlos separándose a la salida. Ellos confiaban en que por separado les distraerían, sorpresa, han provocado todo el contrario.

Con el fin de evitar el momento cámaras, salían los dos por puertas diferentes de las terminales, reencontrándose en el coche que los llevaba hacia casa. Una estrategia inútil, porque si quieren evitar ser reconocidos o no llamar demasiado la atención, haciendo eso provocan totalmente el contrario: generan rumores y teorías sobre su amor. De momento están juntos, y a priori, enamorados. El rumor principal que rodea la pareja actualmente es el tema de la paternidad. Pronto hará un año de la boda del siglo (con permiso de Almeida) y de momento no hay ninguna criatura cociéndose. Los fans y los periodistas están expectantes y por si Tamara Falcó no tenía suficiente presión, Ana Boyer no para de presumir de barriguita de su tercer hijo.

Recientemente, este último mirror selfie hizo saltar todas las alarmas y claro, poder esta inútil estrategia para pasar desapercibidos tendrá un motivo bien dulce. Tamara Falcó e Íñigo Onieva están preparados para dar el siguiente paso.