8 de julio. 8 de julio. 8 de julio. La fecha martillea el cerebro de la pareja de VIPS más populares del momento. Es el día en el que se tiene que casar Tamara Falcó e Íñigo Onieva: un bodorrio de 450 invitados, menús de Eneko Atxa y estrellas Michelin y urinarios portátiles esparcidos por una finca que ha vivido etapas más gloriosas. El enlace del año, un auténtico milagro. La más pija y beata del planeta con un pijo malote madrileño, al que perdonó la infidelidad pública a cambio de la reconversión religiosa y la castidad. Surrealismo, pero del más lucrativo. Han vendido la exclusiva por 1 millón de euros, aparte de los viajes pre-boda que se están pegando estos días, como por ejemplo a Bali. Dicen que están superocupados y angustiados por los preparativos y demás, pero vaya, que nadie lo diría.
Como el futuro yerno de Isabel Preysler tiene el currículum y el histórico que tiene, es imposible no vigilarlo de cerca e ir haciendo apuestas sobre cuándo se pinchará este globo. Son muchos lo que piensan que esta relación no va a ningún sitio, que es la crónica de una muerte anunciada. La reputación y el orgullo están heridos de muerte; quién sabe si precisamente por eso se esfuerzan tanto en demostrar el contrario, por contradecir la opinión generalizada. Bueno, y para salvar el tema económico, que no es menor. Casarse con la Falcó es un braguetazo de manual, por mucho que a Onieva nunca le haya faltado el dinero. Pero ya saben que 'la cabra tira al monte', y un traspié del futuro marido siempre está sobre la mesa. Él intenta contenerse, pero no demasiado. Atención a lo que prepara.
El futuro marido de Tamara Falcó, en riesgo de pecado en Argentina: ni mujeres ni móviles
Prepara o le preparan, da igual. Onieva ha abandonado la fiesta, la noche y las tentaciones para tener una segunda oportunidad con Tamara. Ha abrazado la fe religiosa de la mano de su prometida. Ha mantenido el perfil bajo durante unas semanas, hasta que han saltado las costuras contra la prensa. "Tenéis que entenderle si en algún momento ha sido un poco borde", lo disculpaban por el accidente sufrido por un familiar y amigo. Mientras tanto, sin embargo, se estaba cocinando el gran desmadre. Una despedida de soltero apoteósica, en Argentina durante unos cuantos días, con 12 colegas y dos líneas rojas: ni mujeres ni móviles. Libertad. Es decir, peligro. Sobre todo para Tamara. También para sus familiares y amigos, la mayoría de los cuales no se fían de Íñigo ni cuando les da la hora. Lo que no sabíamos es que esta era solo la punta del iceberg.
Iñígo Onieva, 3 despedidas de soltero, 3 oportunidades para meter la pata
A Onieva en su casa no le "daban dos" como los petitsuisses, a él le daban tres. Y tres despedidas de soltero son las que disfrutará de aquí a la cita veraniega ante el padre Cruz, amigo de la novia, y de toda la gente guapa de la jet-set española a 40 grados a la sombra. Íñigo tiene que tener una despedida a la altura de su leyenda, y por eso serán tres las jaranas. La mencionada en Argentina, una, pero también otra en Budapest, ciudad conocida por determinados encantos adecuados para un playboy, y una tercera en España con otro grupo de amistades. Todos machos y siempre sin comunicación exterior. 'No me vais a grabar más', que decía la Panto. Vanitatis revela estos datos que envían un mensaje claro a Tamara: prepárate.
Espera que éste no llega a la meta. Pinta que caerá a los últimos metros.