Viajar en avión es rápido, cómodo y, en la mayoría de los casos, muy seguro. Sin embargo, millones de pasajeros en todo el mundo siguen sintiendo miedo cuando la aeronave empieza a sacudirse en medio del vuelo. Las turbulencias son el momento más temido, aunque para los pilotos apenas representan una parte normal del trayecto.

Uno de ellos, Rafa San Julián, comandante de Iberia, lleva más de 25 años de experiencia en cabinas de vuelo. Cuatro de esos años en Spanair y más de dos décadas en la aerolínea española. Además de su labor como piloto, ha sido instructor de tripulaciones durante más de 18 años y colabora en la iniciativa de “miedo a volar” de Iberia, donde ayuda a pasajeros a superar su ansiedad.

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Vuelo de Iberia EuropaPress

Si te dan miedo las turbulencias, estos tres consejos te ayudarán

Consultado por Mundo Deportivo, San Julián quiso compartir tres consejos básicos para quienes se ponen nerviosos cuando el avión entra en una zona de turbulencia. Lo primero que aclara es que, aunque las sacudidas pueden resultar incómodas, nunca suponen un peligro real para la aeronave ni para los viajeros.

El primer consejo es sencillo: llevar siempre el cinturón de seguridad bien abrochado. “Lo más desagradable es sentir que te separas del asiento o que flotas durante un instante”, explica. Abrocharse el cinturón da una sensación de control y evita movimientos bruscos que pueden aumentar la tensión.

El segundo consejo se centra en el cuerpo y la respiración. Ante los baches de aire, el piloto recomienda respirar hondo y tensar ligeramente los abdominales en las subidas y bajadas. Esta técnica, asegura, ayuda a muchas personas a sentir que manejan mejor el momento y a reducir la ansiedad que provoca no saber cuánto durará la turbulencia.

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Avión Europa Press

Ponerse el cinturón, mantener la calma y confiar en los pilotos son las mejores soluciones

El tercer consejo es quizá el más importante: confiar en los pilotos. “Nosotros nunca llevaríamos el avión a una situación de riesgo”, insiste San Julián. Los comandantes reciben información constante sobre las condiciones del aire, están entrenados para atravesar estas situaciones y, en caso necesario, siempre pueden modificar la ruta para buscar una zona más estable.

Las turbulencias forman parte de cualquier viaje. Son tan habituales como un bache en la carretera. Los pasajeros suelen percibirlas como un problema grave, cuando en realidad el avión está diseñado para soportar movimientos mucho más intensos de lo que la mayoría imagina.

Por eso, la clave está en cambiar la percepción. Un simple cinturón ajustado, una respiración profunda y la certeza de que al mando hay profesionales con miles de horas de vuelo pueden marcar la diferencia. “Lo más importante es recordar que volar es seguro, incluso cuando se mueve el avión”, concluye el comandante de Iberia.