Tiene que ser muy complicado... Hacer de trilero compulsivo, intentar pasar de perfil por el fascismo, simular un papel con una cara y con la otra, ir por detrás. Pablo Casado se esfuerza. Pero quizás iría bien que alguien le diga que la ciudadanía no va con el lirio en la mano. Y que existe una cosa que se llama hemeroteca.

pablo casado martinez almeida

@pablocasadoblanco

La dedicación que le pone el jefe de filas del PP a maquillar los vergonzosos acuerdos de su formación con Vox es, no sólo inútil porque no engaña a nadie, sino además, chapucera. Después de ir de la manita en Andalucía, los resultados electorales del pasado domingo han situado una película de la que todo el mundo se sabe el final. Madrid, Ayuntamiento y Comunidad, pueden ser azul cielo si sus candidatos, Díaz-Ayuso y Martínez-Almeida, por detrás de Carmena y Gabilondo en votos, pactan con Cs y el partido ultra. Un trifachito en toda regla.

efe vox banderas españolas

Efe

Por eso sorprende que incluso viniendo de alguien como él, se quiera disimular tanto. Depende de cómo sople el viento, Casado no osa tildar al partido de Abascal como lo que son. Y depende de como, les llama extrema derecha con todas las letras. Su rictus de eterna sonrisa hipócrita quizás le funciona en Génova o cuando se mira al espejo, pero delante de las cámaras, queda en evidencia. Donde dije 'digo' digo 'Diego'. Y Donde dije 'hay un partido de extrema derecha' digo 'hay un partido que se sitúa a la derecha del PP'. Comparar sus intervenciones como si fuera el juego de las 7 diferencias es un ejercicio curioso. Y vergonzoso para su protagonista. O eso es lo que le tendría que provocar a Pablo Casado este vídeo de Eldiario.es donde queda retratado de mala manera:

¿Saben aquello de las hojas de una margarita, 'me quiere, no me quiere'...? Pues igual. La próxima vez que lo oigan hablar, tocará decir nuevamente que son de extrema derecha... O no. Todo dependerá de los acuerdos a los que lleguen.