TV3 tiene un problema. No solo mantiene una plantilla envejecida sino profundamente acomodada. Son unos 2500 trabajadores, obviamente no todos periodistas, y ni uno solo se ha presentado a la plaza de corresponsal en Moscú. Nadie. No es como la de Jerusalén. En Moscú difícilmente caerán bombas, pero la corresponsalía quema. Para entendernos: no es París. El corresponsal podrá tener que visitar el frente de Ucrania y no quedan periodistas en TV3 con esta ambición de explicarlo personalmente. Uno de los problemas es que Manel Alías estuvo 7 años y dejó el listón altísimo. Siempre al pie de la noticia. Su sustituto o sustituta sufrirá la comparación y si no se dedica en cuerpo y alma quedará como un zángano. Manel Alías llegó a enamorarse de una chica rusa, Gènia, madre del su hijo, Pau Alías. Se convirtió en todo un experto. Lo sustituyó Noel Rodríguez que ha durado un año.


Cuando se fue Alías no hubo bofetadas en TV3 para optar por su lugar y al final convencieron a Noel para instalarse en Rusia. Noel Rodríguez venía del mundo de los Deportes, cubría carreras de Fórmula 1 y estaba acostumbrado a hacer maletas. Pero la política no era su mundo y Putin no es Fernando Alonso. Según ha podido saber en exclusiva EN Blau, su mujer no estaba cómoda viviendo en Moscú y ha sido esta situación familiar la que ha hecho que Noel decida abandonar la corresponsalía mucho antes de lo que le tocaría. Normalmente, los corresponsales están entre cuatro y seis años. Noel ha durado uno. Y en TV3 cuando han abierto el concurso para sustituirlo quedó desierto. Ni una sola de las personas de plantilla quiso el trabajo. A la cadena no le ha quedado más remedio que abrir el concurso a periodistas que no son fijos de la cadena, que están a las listas para acceder a la plantilla. Se presentaron unos cuantos y la cadena escogió a la mejor: Cristina Solías.

Solías es de Martorell, tiene 34 años, soltera y no tiene hijos. Salió de Planta baixa por la puerta de atrás. Venía trabajar en RAC 1 y la fichó Ricard Ustrell para su programa de mediodías, pero en la actual etapa no ha encontrado lugar ni en Planta baixa, ni en Col·lapse ni en El matí de Catalunya Radio. Un misterio. La repescó TV3 este verano para cubrir una baja temporal en la corresponsalía de Madrid y ahora ha sido la más preparada para el desafío de Moscú. Ha recorrido medio mundo para cubrir conflictos en Ucrania, el Sáhara, Irán, el Líbano, Jordania, Israel y Palestina, los Balcanes... Casi una corresponsal de guerra, ahora será la cara de TV3 en la Rusia de Putin. Una muy buena elección, fruto de una situación anómala. En TV3 ningún periodista quiere trabajar en una zona conflictiva. Cada periodista, íntimamente, sabe el porqué.