José Ignacio Wert. Exministro de Educación, Cultura y Deporte con el gobierno de Mariano Rajoy. Una persona muy ecuánime. Un Wert que se tomaba la cuestión catalana de manera muy clara. Especialmente en materia de inmersión lingüística: "la situación del castellano en Catalunya es comparable a la situación del catalán en esas otras épocas que tanto les gusta recordar". Igual que en el franquismo, pero al revés. Eso decía un ministro de Cultura que tampoco escondía que "nuestro interés es españolizar a los alumnos catalanes y que se sientan tan orgullosos de ser españoles como de ser catalanes y que tengan capacidad de tener una vivencia equilibrada de esas dos identidades porque las dos les enriquecen".

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Ya ha pasado un tiempo desde que él dejó la cartera de ministro, pero ahora le ha explicado al diario El Mundo cómo fueron aquellos intentos de 'castellanizar' a los escolares catalanes. Le pregunta el medio si "¿los niños que estudian en Cataluña acaban sabiendo igual de bien castellano que en otras comunidades autónomas"?. Wert no sólo responde que no. Y para justificarlo deja caer un argumento torpe: "Cuando estaba en el Ministerio, me llamaba la atención que la mayor parte de las preguntas parlamentarias e interpelaciones que recibía de los grupos catalanes normalmente tenía como mínimo cuatro o cinco faltas de ortografía".

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Deducimos, pues, que Wert se debe pensar de que todos aquellos políticos que no han sido educados en Catalunya, que han aprendido castellano en Zamora, Valladolid, Vigo o Sevilla, no deben cometer ninguna falta de ortografía... Mejor no hacerles un dictado a los diputados del Congreso, que más de uno saldría escaldado. En El Mundo insisten: "Dice que la manipulación de la Historia en los libros de texto usados en Cataluña ha sido abundante". Respuesta: "No es tolerable que el sistema educativo, en algunos casos, presente la Historia con notables desfiguraciones, ni que se presente una Historia de la relación del Estado español con Cataluña que no tenga nada que ver con la verdad histórica. Ninguno estamos libres de culpa. Es un tema que se ha desatendido". ¿Por qué él no combatió el adoctrinamiento del que ahora se queja?, le preguntan. "Si no pudimos parar un referéndum, ¿cómo íbamos a conseguir frenar la manipulación de los libros de texto"?.