Hollywood siempre ha sido un escenario de luces y sombras, pero pocas veces se desvelan historias tan jugosas como la que acaba de contar Danny DeVito. El actor, recordado por su papel en la mítica comedia Taxi, dejó al descubierto un secreto que hasta ahora permanecía en el aire: Michael Jackson se colaba cada viernes en las fiestas clandestinas que organizaba el elenco tras las grabaciones del show.
Lejos de la rigidez de los estudios, las jornadas se transformaban en auténticos festivales de camaradería. Según DeVito, los rodajes concluían con el público aun aplaudiendo, y lo que venía después era una celebración digna de leyenda. No eran simples reuniones de trabajo: eran bacanales televisivas que reunían a lo más selecto de la farándula hollywoodense de finales de los 70 y principios de los 80.
Michael Jackson en las fiestas de Taxi: una revelación inesperada
El testimonio de DeVito confirma que el ‘Rey del Pop’ no solo era fan del programa, sino que se integraba con naturalidad en el grupo de actores, técnicos y celebridades que desfilaban por los pasillos de los estudios. “Michael Jackson estuvo presente. Michael amaba nuestro programa, venía y lo veía en la cabina superior donde trabajaban los técnicos”, relató el actor. Los viernes se convirtieron en un ritual: tras el último rodaje de la semana, el plató mutaba en un escenario de pura euforia. Entre los invitados regulares aparecían nombres como Robin Williams, Henry Winkler y John Belushi, quien incluso llegó a tocar en la fiesta de despedida del show. La presencia de Jackson sumaba un halo de misticismo a esas reuniones que, con el paso de los años, rozan el estatus de mito urbano.
La tensión de Taxi y la hermandad que creó un fenómeno
El contexto tampoco era menor. La serie, aunque premiada con Globos de Oro y Emmys, atravesó momentos de incertidumbre cuando fue cancelada por ABC y rescatada por NBC. Esa sensación de estar en la cuerda floja alimentó una hermandad poco común en la industria televisiva. “Estaba en Nueva York, listo para actuar en Saturday Night Live, y recibimos la llamada que nos devastó. Nos reunimos todos y bebimos (…) Sabíamos que sería la última temporada”, reconoció DeVito. Esa unión derivó en fiestas donde las estrellas de distintas disciplinas compartían escenario sin importar las jerarquías. El humor corrosivo de Belushi, la energía inagotable de Williams y la presencia enigmática de Michael Jackson crearon un cóctel explosivo que hoy parece imposible de repetir.
Las revelaciones de DeVito dibujan una nueva faceta del ícono musical: un Michael Jackson cercano, curioso y deseoso de formar parte del círculo televisivo más irreverente de la época. De hecho, aunque pueda sorprender la afinidad del cantante Ahora bien, a primera vista podría sorprender su afinidad por la televisión, pero otras crónicas señalan su interés por programas como La Tribu Brady, lo que desvela un aspecto poco conocido de la figura que todos recuerdan como el “Rey del pop”. En este retrato más íntimo, se aprecia a un artista que, más allá de su estatus y sus extravagancias, buscaba experiencias distintas y oportunidades de conexión más allá de los escenarios.