Estel Solé se ha ganado a pulso ser una de las voces más autorizadas del país. Con solo 38 años ha sido capaz de superar la etiqueta de joven promesa para tener una silla de opinadora en TV3. Empezó a ser popular haciendo un personaje fijo en el culebrón La Riera, se enamoró de su autor, el dramaturgo David Plana, tuvieron dos criaturas y en los últimos tiempos ha superado un divorcio traumático. Ahora es una mujer empoderada, escritora muy leída y premiada, actual Premio Ramon Llull por su novela Este trozo de vida y tiene una silla preciada, tertuliana del Tot es mou. Llegó a tener la silla del opinador VIP con sección propia que no debate con otros tertulianos como Pilar Rahola, Josep Cuní, Laura Rosel, Antoni Bassas o Jaume Barberà. EN TVE Xavier Sardà también apreció sus dotes de tertuliana y la fichó para su programa donde se hizo célebre un pescozón dialéctico que le clavó al monárquico Màrius Carol: "El rey ha robado a manos llenas". Estel Solé sin complejos.

Estel Solé no es solo escritora, es una cosa todavía más bonita y necesaria: poeta. Tiene una especial cuidado de la lengua catalana y por eso se ha indignado al leer una noticia que anuncia que la Generalitat cambiará el nombre de los Centros de Atención Primaria, los popularmente conocidos como CAP, para pasar a llamarse CSIR, centro de salud integral de referencia. Estel Solé cree que lo importante no es el cambio de nombre sino que se respeten los derechos de los catalanohablantes por parte de los servidores públicos como una médico catalanófoba que atendió a su hijo de 9 años. El incidente es especialmente desagradable por lo que significa al humillar a un niño pequeño en su cara. Cuando el hijo de Estel Solé le explicó a la doctora qué le dolía, ella contestó "Si me habla en catalán y no se dirige a mí en castellano debe ser que no está escolarizado". Como si el hijo de Estel Solé por el hecho de hablar catalán fuera un analfabeto, un ignorante, un salvaje o un niño de la calle que vive de pequeños hurtos y esnifando pegamento. No se puede ser peor persona, un comentario de odio que podría ser constitutivo de delito de odio. Así es el tuit de Estel Solé:
Menos cambios de nombre y más respetar los nuestros de derechos lingüísticos. NINGUNO o CSIR, pero en catalán. Todavía recuerdo a la doctora que me preguntó si mi hijo estaba escolarizado porque la criatura le contestaba en catalán en vez de hacerlo en castellano. https://t.co/ovxdVrAGGS
— Estel Solé (@EstelSole) July 1, 2025


Es evidente que la pobre Estel Solé se quedó tan helada allí plantada con el hijo herido o enfermo que no reaccionó. Joel Joan explicó qué hacer en casos así a un paciente víctima de otra médico catalanófoba: "Se llama a los mossos y dices que estás sufriendo una situación de discriminación y supremacismo. Y de allí no te mueves hasta que vengan". Fue el caso de un hombre al que no quisieron atender en catalán en Urgencias de Sant Pau: "La dra. dijo que no entendía el catalán, que si quería hablar catalán volviera en la sala de espera de urgencias que al cabo de una hora habría un médico que entendería el catalán". Solución: llamar a los mossos. A los delincuentes de odio se les trata así.