Hay personajes televisivos que cumplen a la perfección el estereotipo de que los "mediáticos" sólo saben "vivir del cuento". Esta se ha convertido en la forma de vida de la madrileña Marta López Gil, exconcursante de Gran Hermano 2 (2001), colaboradora (mediocre e insustancial) de programas y realities en Telecinco y, tachán tachán, "empresaria". Empresaria de qué, se preguntarán. Entre otras cosas, lo que hace es promocionar vía redes todo aquello que le ofrezcan. Una "teletienda" de carne, hueso y operaciones estéticas patrocinadas. Esta es una de las últimas maravillas que quiere hacernos comprar desde su Instagram: Una máquina que haría las delicias de Javier "Tableta" Cárdenas.

Al ver a Marta uno pensaría que se ha quedado dormido frente a la tele a las 4 de la madrugada. La diferencia es que, en su caso, la emisión nunca se acaba. Todo el día dando la tabarra con máquinas para hacer abdominales sin sudar una gota, aparatos para hacer masajes en las nalgas con forma de alfombrilla de ratón, productos para adelgazar, coches, camisetas, tiendas de aluminio o pongos variados.

@martalopeztv

Es el bazar López, el lucrativo y a veces engañoso estilo de vida que sustituye la falta de interés que despierta entre la audiencia (y mira que se esfuerza). Esperamos que el dinero que le reporte eso de ser mujer-anuncio le pueda hacer olvidar la retahíla de críticas de las redes, que la considera una "estafadora".

@martalopeztv

Leíamos hace unas semanas que Marta López "harta de las críticas, publica una desgarradora carta en sus redes sociales". Allí se quejaba precisamente de sus detractores, que no ven correcto que promocione hasta su sombra. Ya se ve que toma nota y que está muy preocupada. Estará reflexionando mientras "hace abdominales" y cuenta las monedas que le pagan por cada performance.