Los últimos movimientos de Pablo Casado al frente del PP ya se sabe qué resultados le han proporcionado. Desastre en las elecciones generales en favor del PSOE de Sánchez y salvado por la campana en las municipales y autonómicas en Madrid. Bien, salvado por la campana y por un más que posible pacto con Cs y Vox para que Díaz-Ayuso y Martínez-Almeida sean los próximos presidenta de la Comunidad y alcalde de la ciudad.
Efe
El hombre de la sonrisa permanente en su rictus tan pronto se levanta definiendo a Vox como un partido de extrema derecha como los blanquea. Dependiendo de lo que necesite les regala los oídos o no. Pero es evidente que se guarda bastante de colgarles la etiqueta de lo que verdaderamente son, un partido ultra. Sí lo ha hecho, en cambio, un exmiembro de los populares. Asesor de Rajoy y colaborador de Soraya Sáenz de Santamaría, su vinculación con el partido de la gaviota acabó el día que nombraron como jefe de filas a Pablo Casado. José María Lassalle ahora ha escrito un libro, Civerleviatán, pero a juzgar por una entrevista en el diario El Mundo, el único Leviatán, aquel monstruo marino descrito en la Biblia como inhumano y destructor que se toma como representación del demonio, parece ser el actual líder del partido.
RTVE
El exsecretario de Estado de Cultura define a Vox como no osa hacerlo su ya expartido: "Es un partido fascista, fascismo posmoderno. No visten la camisa azul, pero su actuación conecta con el imaginario del franquismo y de la Falange. Tienen la misma actitud, la arrogancia, las voces cuarteleras, el guerracivilismo, la escenificación de que libran una cruzada para salvarnos a los españoles de nosotros mismos. Quieren acomplejar al resto desde un punto de vista emocional. Y tratan de hegemonizar la valentía, como si la valentía fuera abrirse la camisa para mostrar el pecho desnudo". Lassalle reclama que "no se puede mantener ningún tipo de relación con Vox".
Efe
El político va más allá y lamenta la foto de Colón. Y preguntado sobre por qué dejó el carné del PP, lo tiene claro:"Por razones éticas. Ir del brazo del fascismo es inaceptable para un liberal que se precie de serlo. Ahí están los resultados para saber el efecto de legitimar y normalizar a quien es una amenaza para la democracia. Jugar con el fascismo es un error. No me reconozco ahora en este PP, como muchos otros que no nos reconocemos en una actuación política que tiene poco que ver con la moderación y la centralidad. Este PP es distinto del que gobernó".
ACN
El diario le recuerda que la nueva dirección del partido se vanagloria de haber vuelto a las esencias del partido. Y él responde con ironía: "Dime de qué alardeas y te diré de qué cojeas". Queda claro que difícilmente él y Casado se tomarán un café y unas pastitas en la sede de Génova.