La maternidad suele venderse como un cuento de hadas, un escenario idílico lleno de sonrisas y abrazos. Sin embargo, en la familia Pantoja nada es tan simple ni tan dulce. Isa Pantoja vivió el pasado mes de junio la llegada de su hijo Cairo junto a su marido, Asraf Beno, en medio de un mar de emociones que iban desde la plenitud hasta la depresión postparto. Pero lo que debería haber sido un motivo de unión familiar se convirtió en un nuevo foco de tensión: Isabel Pantoja no ha querido saber nada de su nieto.

Ni una llamada, ni un mensaje, ni un simple gesto de cortesía. La tonadillera ha preferido guardar silencio absoluto ante uno de los momentos más importantes en la vida de su hija, dejando claro que sus conflictos personales pesan más que los lazos de sangre. La indiferencia de la artista ha provocado indignación entre seguidores y sorpresa en el entorno más cercano de Isa, que esperaba al menos un mínimo interés de la abuela.

Ni un regalo simbólico ni palabras de aliento para Isa Pantoja

Mientras Isa se abría en redes sociales hablando con valentía de su depresión postparto y compartía imágenes íntimas de los primeros días junto a su bebé, la ausencia de Isabel resultaba cada vez más evidente. La cantante, que en otras épocas se mostraba protectora y maternal, ha optado por un distanciamiento absoluto. Los detalles no dejan lugar a dudas: ni un regalo, ni una felicitación, ni una aparición pública en apoyo a su hija. El vacío es total. Isabel Pantoja se ha desentendido del embarazo y del nacimiento de su nieto Cairo como si no existieran. Una actitud que muchos califican de “cruel e inexplicable”, especialmente porque se trata de un bebé inocente que nada tiene que ver con las diferencias entre madre e hija.

Cairo, un nieto invisible para la tonadillera

Los seguidores de Isa y Asraf han podido acompañar cada paso de la pareja: la transformación de un vestidor en la habitación del bebé, la ecografía en 5D donde vieron el rostro de su pequeño por primera vez, e incluso los tiernos vídeos familiares compartidos con ilusión. Todo se ha mostrado en redes sociales, todo menos el más mínimo contacto con Isabel Pantoja, quien permanece en silencio, totalmente apartada de la vida de su hija.

Quienes conocen de cerca a la tonadillera aseguran que su carácter es tajante: cuando decide cortar un vínculo, lo hace sin mirar atrás. Y esta vez, ni la llegada de un nieto ha sido suficiente para suavizar su postura. El pequeño Cairo, para su abuela materna, parece no existir. Ni rastro de cariño, ni un guiño de cercanía. Una frialdad que duele aún más considerando lo frágil que ha sido este periodo para Isa.

Este gesto de Isabel Pantoja no es un simple desplante. Muchos interpretan su actitud como una declaración de guerra silenciosa hacia su hija y su yerno, marcando un nuevo capítulo en la fractura familiar que arrastra desde hace años. Isa ha intentado seguir adelante centrada en su familia y en la recuperación emocional tras el parto, pero la indiferencia de su madre sigue siendo una herida abierta.