La llegada de Cairo, el primer hijo en común de Isa Pantoja y Asraf Beno, debería haber sido motivo de celebración para toda la familia. Pero lo que prometía ser un momento de unión y felicidad ha terminado por revelar la profunda grieta emocional que separa a Isa de su madre, Isabel Pantoja, y, especialmente, de su hermano, Kiko Rivera. Ninguno de los dos ha hecho el más mínimo gesto para felicitarla. No ha habido llamada, mensaje ni aparición. Nada.
La imagen compartida por Isa desde el hospital, en la que se la ve radiante sosteniendo al pequeño entre sus brazos, fue celebrada por seguidores y amigos, pero el silencio de su madre y su hermano ha retumbado con fuerza ensordecedora. Muchos lo consideran más que una omisión: lo califican directamente de desprecio deliberado.

Un nacimiento que no consigue unir a la familia
Kiko Rivera ignora a su nuevo sobrino como si ni siquiera existiera. Una actitud que para muchos no solo es injustificable, sino cruel. En las redes sociales, las reacciones negativas no han tardado en aparecer, con numerosos usuarios cuestionando si el corazón de Kiko está tan endurecido que ni siquiera el nacimiento de un bebé logra conmoverlo. Esta aparente falta de empatía ha generado una oleada de desaprobación, extendiéndose más allá del ámbito digital y alcanzando también a su entorno familiar.
Aún más llamativo ha sido el mutismo de Isabel Pantoja, quien también ha optado por el silencio más absoluto. Conocida por su hermetismo y por su selectiva forma de ejercer la maternidad, la tonadillera no ha emitido ni una palabra sobre su nuevo nieto. Esta actitud ha reforzado la percepción pública de que la relación con Isa sigue deteriorándose sin freno, al punto de que ni un acontecimiento tan trascendental como un nacimiento ha sido suficiente para propiciar una tregua.

Anabel Pantoja: la única muestra de afecto en medio de un mar de indiferencia
En contraste, Anabel Pantoja sí ha dado la cara por su familia. La sobrina de la tonadillera compartió en sus redes sociales una tierna imagen del recién nacido y dedicó unas breves pero significativas palabras a la pareja: "Os quiero". Un gesto sencillo pero cargado de simbolismo, que ha sido ampliamente aplaudido por quienes aún creen que los lazos familiares deben estar por encima de los conflictos.
Mientras tanto, Isa y Asraf se han centrado en su felicidad, intentando no dejarse empañar por las ausencias. El propio Asraf publicó varias imágenes en las que se le ve abrazando con ternura a su hijo, calificando el día del nacimiento como el más feliz de su vida. Su alegría contrasta con la frialdad externa, como si el nuevo núcleo familiar decidiera blindarse ante las tormentas ajenas.
Isa Pantoja, por su parte, ha preferido el silencio como respuesta. No ha criticado ni ha reprochado públicamente a su hermano. Se ha limitado a disfrutar de su nueva maternidad y a compartir con sus seguidores la felicidad que siente. Pero su rostro, sereno y emocionado en las fotos, no disimula la sombra que proyecta la frialdad de los que, por sangre, deberían estar a su lado. Con Kiko Rivera y su madre ausentes, y una familia dividida hasta lo irreparable, el nacimiento de Cairo ha dejado de ser solo una noticia tierna para convertirse en el último capítulo de un drama familiar que parece no tener fin.