Mudarse a otro país en busca de una vida mejor es el sueño de miles de personas, pero para Nick Anders, un inglés que dejó todo atrás para instalarse en la soleada Málaga, esa ilusión se convirtió en una auténtica pesadilla. Cansado, sin dinero y con un amargo sabor de boca, decidió contar su historia para alertar a quienes sueñan con vivir en España. Su veredicto no deja espacio a dudas: “Ya basta, sáquenme de aquí. Sea cual sea su decisión, el resultado final es el mismo. Me voy de España para volver al Reino Unido”. El expatriado asegura que llegó con entusiasmo, con 15.000 libras en el bolsillo y la esperanza de comenzar un nuevo capítulo en su vida. Pero lo que encontró, según sus propias palabras, fue un “infierno disfrazado de paraíso”. Hoy se siente estafado, arruinado y traicionado por el país que alguna vez idealizó.
Problemas para trabajar en España: el choque con la realidad laboral
Nick asegura que uno de los mayores errores de los expatriados es creer que en España abundan las oportunidades de negocio. Su experiencia fue la contraria: “Las opciones eran limpiar villas y piscinas, trabajar en bares hasta la madrugada o trabajar en la construcción bajo el abrasador sol del mediodía”. Nada de ese “A Place in the Sun” que tantas agencias venden en televisión. El inglés denuncia que, lejos de mejorar su calidad de vida, en España terminó trabajando más horas que en el Reino Unido, pero ganando mucho menos. Con amargura afirma que sus ahorros se esfumaron en poco tiempo y que hoy apenas le queda lo que lleva puesto.
Uno de los aspectos que más indigna a Anders es lo que él llama la cultura del “mañana”. Según cuenta, cada vez que contrataba un servicio o pedía un trabajo, las excusas y retrasos eran la norma. “Pagar para que algo se haga bien y a tiempo es casi imposible”, señala indignado. Tampoco se salva la atención al cliente. El expatriado acusa a los comercios de ser descorteses y poco profesionales, ignorando a los clientes mientras charlan entre ellos. “¡Es como si les hicieras un favor comprando allí!”, sentencia.
Estafas inmobiliarias y corrupción: la otra cara de la Costa del Sol
Pero lo que realmente marcó un antes y un después en su historia fue la estafa de 8.000 euros que sufrió al intentar comprar un piso. Según relata, la inmobiliaria desapareció con su dinero y jamás volvió a ver ni a los agentes ni a la propiedad. El inglés denuncia que, bajo su perspectiva, la corrupción en España está normalizada, mencionando casos en los que extranjeros compraron viviendas sin permisos de construcción o con trámites fraudulentos. Para él, la Costa del Sol se ha convertido en un terreno fértil para que los desprevenidos pierdan sus ahorros.
Nick también lanza duras críticas contra las infraestructuras locales y la burocracia interminable. Afirma que las carreteras están plagadas de baches, que las lluvias provocan inundaciones por falta de drenaje y que los trámites administrativos son una auténtica pesadilla. Por si fuera poco, sostiene que el coste de la vida en España ya no es barato, como muchos creen. “Ni se les ocurra mudarse a España si no tienen dinero; ya no es tan barato como antes; el coste de la vida en España sigue estando al nivel del Reino Unido”.