Una de las personas que menos calla cuándo ve o se entera de alguna injusticia o de alguna situación grotesca en las calles de nuestro país es el gran Toni Clapés. Y bien que hace. El periodista y locutor del programa más escuchado de Catalunya en las tardes, su imperdible Versió RAC1, no sólo utiliza los micrófonos de su programa para decir bien alto lo que piensa, sino que a menudo hace uso de las redes sociales para dejar por escrito su indignación o estupor. A veces, aquello de lo que se hace eco no pasa de ser un hecho alucinante, pero al fin y al cabo, que no genera ira ni indignación en los ciudadanos. En todo caso, sorpresa mayúscula. Como cuando puso los ojos como platos al ver cómo un conductor de un autobús paraba el vehículo en medio de su recorrido y con un par, bajaba del bus... para ir a tirar una primitiva, una quiniela o comprar un décimo. Los pasajeros que había en el momento de los hechos en el autobús no daban crédito:

La cosa cambia cuando lo que hace un conductor, o toda una compañía, generan en los pasajeros mucho más que incredulidad. Cuando hablamos de indignación y falta de respeto, es cuando, como Toni Clapés, hace falta alzar la voz y decir que "¡Hay que decir basta!". Y tiene toda la razón. El locutor ha compartido un vídeo indignante de un usuario de RENFE al que ya le han tocado demasiadas veces lo que no suena. De todos es sabido que entrar en un vagón de tren en Catalunya es una profesión de riesgo: sabes cuando subes, pero no cuando volverás a bajar... ni dónde. El verdadero túnel del terror de Catalunya no es el Hotel Kruëger del Parque de Atracciones del Tibidiabo, sino Cercanías.

toni clapas en torre godo tv3
Toni Clapés / TV3

Clapés se ha hecho eco de una amarga queja, mucho más que eso, una indignación con todas las letras, que han hecho saber unos usuarios de un tren que iba de Barcelona a Puigcerdà. Explican que "después de la odisea del tren que veníamos de Barcelona a Puigcerdà desde 16:30", se han quedado "tirados en Manlleu", por lo cual les han puesto un "autobús a Ripoll" y desde allí, otro tren, "llegamos a Ribes de Freser" y allí, la guinda del pastel con respecto a estupor: "el conductor dice que ha acabado su jornada laboral, y que nos deja tirados allí". Conclusión: "nos hemos amotinado!". Esta es la versión suave. Porque sólo hay que ver las imágenes, con el tren parado, y las exclamaciones de cabreo absoluto por parte de los pasajeros: ¡"Qué cojones que tienen, tio! ¡Mira, aquí tirados, aquí en medio! No sé ni dónde cojones estoy!! Ya está bien, hombre, ya está bien!! ¡Hostia puta, aquí tirados"!", dice uno de ellos. Otra: "Nos quedamos dentro y no bajamos". Un motín comprensible: "O sea, ¿con los niños pequeños qué hacemos, a ver? ¡Hostia puta, es que no puede ser! ¿Esto qué coño es, esto? ¡Hombre, ya está bien! Hostia puta, tío"!:

Desgraciadamente, nos apostamos un guisante a que imágenes como estas se repetirán en cero coma...