La figura de José Andrés siempre ha estado rodeada de reconocimiento, prestigio y admiración internacional. Su nombre es sinónimo de éxito tanto dentro como fuera de la cocina, pero incluso las figuras más respetadas se ven envueltas a veces en situaciones inesperadas. Así ocurrió cuando el chef español, junto a la empresa con la que opera en Manhattan junto a los hermanos Adrià, fue denunciado en una corte de Nueva York por supuestamente no pagar el salario estipulado por ley a una de sus trabajadoras en el espacio culinario Mercado Little Spain.
La denuncia, presentada por Tina Braunstein, asegura que la compañía no abonó las horas extra según lo marca la legislación del estado de Nueva York. Como ejemplo, el documento subraya que en un día concreto de abril se le pagó 15,55 dólares la hora por dos horas extra, cuando la ley exige un mínimo de 17,50 dólares. Un detalle que ha abierto un frente inesperado para un chef acostumbrado a liderar proyectos multimillonarios.
Una denuncia que contrasta con una carrera marcada por el éxito
La realidad es que, dejando a un lado esta polémica, la trayectoria de José Andrés es excepcional. Considerado uno de los cocineros más influyentes del planeta, su impacto mediático y profesional lo ha llevado a ocupar lugares de honor en el panorama internacional. Sus apariciones en televisión, su presencia en medios de Estados Unidos y España, y el crecimiento de su imperio gastronómico lo colocaron incluso en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo según Time en 2018.

Ese mismo año facturó más de 130 millones de euros, consolidando una reputación que también reconoce Wealthy Gorilla, que lo nombró el decimosegundo chef más rico del mundo en 2021. Su expansión ha sido imparable: restaurantes como Zaytinya, Oyamel o Jaleo lo han convertido en una marca global.
Un imperio de 50 millones y más de 1.700 empleados
Gracias a esa actividad frenética en Estados Unidos —país en el que también tiene nacionalidad— José Andrés ha levantado un patrimonio aproximado de 50 millones de dólares. No solo por sus restaurantes más conocidos, sino también gracias a proyectos de alto perfil como Somni, America East Tavern, Mercado Little Spain, China Poblano y más de 30 iniciativas repartidas por grandes ciudades estadounidenses.
Su empresa da trabajo actualmente a 1.700 personas y posee locales en Washington, Las Vegas, Los Ángeles, Florida, Puerto Rico, Frisco, además de Dubái y otros puntos estratégicos del mapa culinario mundial.
Así pues, mientras la denuncia sigue su curso, el chef continúa al frente de un imperio que no deja de crecer, demostrando que incluso las figuras más gigantes también enfrentan sombras en el camino hacia el éxito.