La final de Eurovisión 2022 ha disparado la Chanelmania. La artista nacida en Cuba pero criada en Olesa de Montserrat está viviendo los días más alocados, intensos y alucinantes de su carrera artística. El tercer lugar en el festival de la canción europea desató un nivel de euforia sin precedentes. Como dicen en inglés, ha pasado de 'zero to hero' en un abrir y cerrar de ojos. Su show en Turín, espectacular e impecable, la convirtieron en la ganadora moral y en un tipo de diosa para las españas. Histeria colectiva. Un buen ejemplo, la actuación que ofreció al día siguiente de la final en Madrid, aprovechando la ocasión y la celebración de las fiestas de San Isidro en la capital del Estado.
Un acontecimiento y un baño de masas en toda regla. La cantante llegaba deshecha a Madrid, cubierta por unas gafas de sol enormes para tapar una conjuntivitis provocada por las lágrimas y el desenfreno de la noche anterior. La Plaza Mayor era una olla a presión. Chanel, emocionadísima, repartió sonrisas durante toda la tarde. También repitió la actuación de 'SloMo', el polémico tema con el que ha triunfado. Todo fue de perlas, una fiesta enorme. Pero en aquel momento se estaba produciendo un incidente que puso su vida en peligro mortal. Alguien se coló en la zona del backstage con no muy buenas intenciones, aparte de unos problemas mentales indiscutibles.
El programa Socialité de Telecinco, presentado este sábado por la catalana Núria Marín, ha dejado a la audiencia con la boca abierta al revelar qué pasaba en las bambalinas. Mientras Chanel cantaba y bailaba haciendo felices a los asistentes, un individuo entraba en la zona reservada para los artistas y en su camerino. Era "un hombre con una pinta muy rara", según otro artista que participaba en el concierto, Nacho Campillo. No sólo era extraño, es que además iba armado. Tenía una pistola. Alarma total.
El relato de Campillo es fuerte: "De repente entró la policía. Tuvieron que reducirle tumbándole en el suelo, oí que llevaba una pistola". Hasta 20 agentes intervinieron en la reducción y detención de esta persona con intenciones de agredirla, un peligro potencial para la artista, para su cuerpo de baile y para todos los allí presentes. Afortunadamente, la operación fue un éxito. Y Chanel no tuvo que verle la cara. Se enteró más tarde. El secreto, eso sí, es ahora de dominio público.
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La fama, tan golosa y tan peligrosa. No sabes cuándo alguien pierde el norte y pasa de fan a verdugo. No sería la primera vez. Nos alegramos de que no fuera más allá.