El juicio al procés que quedó visto para sentencia hace unos días ha generado un curioso fenómeno: en un intento por ser más papistas que el Papa, de las estepas cavernarias han salido como setas un montón de opinadores dispuestos a dejarse en casa el amor propio y el orgullo a cambio de alabar a todos los miembros del juicio que han subido la voz en contra del independentismo y los presos políticos. A pesar del papelón de algunos letrados de la parte fiscal, a pesar de la vergüenza ajena de algunas declaraciones como la de Millo, el prisma con el que se ha analizado informativamente al juicio ha sido sesgado a más no poder por parte de los medios unionistas. Sólo interesaba cargar contra los acusados.

tribunal supremo

De entre todos los elementos de la sala del TS, el que más panegíricos ha recibido ha sido el juez Marchena. Independientemente de cómo haya ejercido su tarea, es curioso comprobar como más de uno se ha llenado la boca hasta casi asfixiarse con palabras laudatorias hacia el togado. Y una prueba de eso la hemos leído en el Diario de Sevilla. Quien ha puesto en la pista del abyecto texto ha sido el profesor de Derecho Constitucional y exletrado del Tribunal Constitucional, Joaquín Urías, que ya dejó claro que alguna decisión del Tribunal Supremo era una "astracanada", por ejemplo, denegar el permiso del eurodiputado electo Oriol Junqueras para recoger el acta como miembro del Parlamento Europeo.

Joaquin Urias Jurista - Sergi Alcazar

Sergi Alcázar

Urías es lapidario sobre el texto en cuestión:  "Artículos así causan vergüenza ajena. Una cosa es odiar a los independentistas, otra el servilismo cateto y el reírle los chascarrillos a un juez cuya independencia cada día es más dudosa. Sólo le falta decir que a Marchena los peos le huelen a rosa". Pam.

¿Y qué escribe en el diario sevillano el profesor titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, Abraham Barrero Ortega? De entrada, toda una declaración de intenciones, el título: El buen juez Marchena. Sitúa al magistrado como un buen samaritano que "ha hecho un alarde procesal que ha merecido popularidad y un reconocimiento muy generalizado". De Marchena destaca "su firmeza (...) y su capacidad o pericia técnica para interpretar con generosidad el derecho fundamental a la defensa y a la asistencia letrada". Sigue: "la figura de Marchena emerge como un sustento de confianza frente al caos". No sabemos si habla de Marchena o del Capitán América. No sería extraño que el autor tuviera la cara de Marchena tatuada en la nalga.

manuel marchena efe

Efe

Especial vergüencita da la parte final: "su habilidad para pasar de lo grave a lo jocoso con singular habilidad y buen humor. Incluso entre los formalismos rituarios de un proceso, la agudeza y la gracia a tiempo siempre son bien recibidas. Perlas de gracia y justicia". ¿Y cuáles son las perlas que hicieron que el autor del texto aplaudiera con las orejas?: "La fiebre no tiene trascendencia jurídica"; "Hacernos perder el tiempo sí tiene relevancia jurídica"; "Es una disertación ilustrada y muy interesante, pero completamente prescindible"; "Pregunto si tiene relación con el acusado, no cuánto lleva con un café pendiente"; "Pregúntele lo que vio, no lo que usted cree que él vio"; "¿Podría decirnos cuánto va a tardar, como referencia inspiradora?"... Humor no se escribe con H, se escribe con M de Marchena. La frase final, como destacan algunos lectores, es para enmarcar: "Un clamor inunda las redes: I love Marchena por imperativo legal". El autor escribe un 'Marchena, te quiero'... Sí, sí, tal cual...:

Barrero Ortega en El Diario de Sevilla, Cristina Pardo en 'El Hormiguero'... A Marchena no le faltan groupies.