Àngel Llàcer está de promoción de un espectáculo que no la necesita. Cada Navidad vuelve El petit príncep (El principito) al teatro musical catalán en la sala Paral·lel 62 con Llàcer haciendo de actor recuperando el papel adulto protagonista, El Aviador. Es ya una tradición que llega a la temporada número 12. Llàcer adaptó este cuento francés al musical catalán y ha alcanzado la categoría de clásico. Siempre agota las entradas porque el público no se cansa de repetirlo, como quien va al Mesías de Haendel. Y cuando hay niños que ya tienen edad de ir al teatro, nada mejor para debutar como espectador que este espectáculo. Hay incluso críos venidos de fuera de Cataluña que sin entender el catalán se maravillan con lo que ven, escuchan y sienten. Este periodista tiene especial debilidad por los espectáculos infantiles de Llàcer como La màgia dels Ki-kids o las aventuras de Jeronimo Stilton adaptadas por el polifacético actor catalán. Llàcer opina que quien piensa así es que quiere volver a ser un niño. Llàcer, que cumplirá 52 años en enero, es todavía un niño. Y llora como un niño.

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Ángel Llàcer jugando, GTRES

Llàcer últimamente se emociona en cada entrevista, con su amigo Ustrell, con Sonsoles Ónega, en Tu cara me suena o en el Via lliure de RAC 1. Se ha hablado largo y tendido del virus que casi lo mata. Eso lo ha dejado tocado, es como si volviera a ser un niño, que llora fácil. Se emociona. Xavi Bundó le hizo confesar que Llàcer, el fuerte, potente, irreverente, valiente, y libre Llàcer, antes de ver la muerte de cara, ya sufría ataques de ansiedad encima del escenario. Y le vino un no cuando hacía un papel difícil, como Frankenstein en el TNC con Joel Joan o como cuando Mario Gas lo apretaba en The Full Monty cuando empezaba en los escenarios. Lloró haciendo el papel más agradecido, exitoso y cómodo para él, el protagonista de La jaula de las locas. Vídeo:

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Ángel Llàcer en La jaula de las locas, XXSS

Llàcer: "Cuando hacía La jaula de las locas, una vez me dio un ataque de angustia antes de salir a escena, algo inexplicable porque yo disfrutaba de aquella obra, la tenía muy sabida y era un lugar donde me sentía seguro. Recuerdo un día en Bilbao, empieza la función y yo me empiezo a encontrar mal, me empiezan a sudar las manos y digo no puedo salir al escenario. Me estaban maquillando y empecé a llorar, a ahogarme y no pude hacer la función. Y desde entonces cogí un miedo horrible a salir al escenario. Si me ha pasado esto en La jaula de las locas que la hacía feliz, cuando haga otra obra de teatro qué pasará. No había tenido nunca en la vida, no sé de dónde salió. Me daba miedo subir al escenario. Después de estar enfermo, este miedo se incrementó porque se añadía el miedo físico. Bueno, tenemos que parar un momento porque me estoy poniendo a llorar". Y Bundó se detiene.

Llàcer llora en RAC1
Llàcer llora en RAC1

"Tengo esta responsabilidad de emocionar, y pienso que si fallo estoy, si no te hago reír, si no te hago llorar, estoy fallando a los espectadores". Cree que es un trauma infantil. Llàcer es todavía aquel niño, el principito Àngel.