Álvaro Ojeda es un personaje entre patético y lamentable que sólo es feliz cuando ataca cualquier cosa que salga de Catalunya. Él mismo se ha autoadjudicado la bandera de salvador de la patria y ha hecho del barro y la basura su modus vivendi. Sólo hay que recordar el ridículo vídeo que se grabó cuando se aplicó el 155 en Catalunya y escribió "A la puta cárcel con todos los golpistas mongoles".

El delirio en el que vive este periodista (?) es de las mismas dimensiones que la altura moral del personaje. Después del ascenso de la derecha y la ultraderecha en su tierra, Andalucía, amenazó a Gabriel Rufián con un vergonzoso mensaje: "El cambio ha empezado en el sur y se extenderá hasta los pies de tu cama en los próximos meses". El mismo individuo trabaja para el OK Diario de Eduardo Inda, ¿qué puede salir mal? Se han juntado el hambre con las ganas de comer y no hay duda de que el hábitat profesional en el que Ojeda enciende su ventilador para descargar en dirección a Catalunya es el mejor altavoz posible para alguien como él.

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No hay nada peor que alguien sin gracia intente hacerse el gracioso. Corrijo. No hay nada peor que alguien sin gracia intente hacerse el gracioso y se piense que hace gracia. La ecuación se cumple en este periodista ultra. ¿Qué ha hecho este jueves? Ir a FITUR al estand de Catalunya a dejar huella de su 'fina ironía' y de una supuesta y provocativa irreverencia. Y le ha salido el tiro por la culata. "Vamos al estand de Catalunya... que es ESPAÑA, y vamos a colocar lacitos de la bandera de ESPAÑA, que si están dentro de Catalunya, están en ESPAÑA", ha dicho de inicio en toda una declaración de intenciones y remarcando mucho la palabra "España".

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Quizás se pensaba que le insultarían o le atarían el lacito con la rojigualda en la entrepierna. O eso es lo que buscaba. Pero en cambio se ha encontrado con que todas las personas a las que abordaba, catalanas, recibían encantados el 'regalo' y no les hacía nada colgarse la banderita. "¿De verdad te gusta?", se sorprende Ojeda. "Sí, yo no tengo nada contra España". 0-1. "¿Le darías un beso?". "Ningún problema". 0-2. "¿Dirías '¡Viva España!?". "Claro, Viva España... y viva Catalunya". 0-3. Eran las respuestas que se ha ido encontrando el personaje. A Ojeda le estaba saliendo mal la gracieta.

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Buscaba brega y no la encontraba. La mayoría aceptaba el lazo sin ningún problema. Y los que no se lo querían colgar, que también ha habido, lo han rechazado con total educación. Por mucho que él insistiera o tergiversara. Como un empresario del Empordà que le ha dicho educadamente "Yo esta no me la voy a poner". Y el reportero que busca tocar las narices: "¿¿Le da asco esta bandera?? Ha puesto una cara de asco...". El entrevistado no se deja engañar: "Yo no he dicho eso. Solo he dicho que no me la voy a poner. Porque no me representa". Claro y catalán. O en este caso, claro y castellano, para que Ojeda lo entendiera bien.

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Pero este seguía dale que dale: "Catalunya no es nada sin España. Aaayy, como salga Abascal...". Orgulloso de amenazar con un ultraderechista. Así va la cosa. Pero su deseo sobre el ascenso de Vox ha quedado eliminado de cuajo. ¿Cómo? Cuando el empresario le invita a pasar unos días en un hotel de Calella de Palafrugell. Ojeda persiste: "Ni lacitos ni milongas. Juntos, a gastarnos dinerito en Catalunya". "Pero si le digo que va a venir invitado". Touché.

"La colección de zascas de Álvaro Ojeda a un independentista", dice el tuit de OKDiario... Es inútil intentar hacerles ver que los zascas, tanto por el tono, como por el contenido, han sido de los entrevistados hacia el reportero y no al revés.

Al tal Ojeda sólo le interesa una cosa. Pero que alguien le diga, sin embargo, que para provocar a un catalán hace falta mucho más que un lacito con la bandera española.