Para nadie es un secreto que el matrimonio de Lady Di y Carlos III estuvo siempre muy “abarrotado”, dado que eran tres (o más) en esa relación. Ahora, el príncipe Harry ha revelado en su libro de memorias que su madre no solo debía compartir a su marido con Camilla Parker Bowles, sino también con el oso de peluche del entonces príncipe Carlos, conformando así un trío de cama inesperado dentro de la realeza británica.

En uno de los capítulos de ‘Spare’ (‘En la sombra’), el marido de Meghan Markle relata cómo fueron los días de Carlos III en Gordonstoun, un internado muy riguroso donde el rey de Inglaterra fue “horriblemente intimidado” por algunos de sus compañeros y los profesores de esta institución académica. El hermano menor del príncipe Guillermo indicó que su padre le había contado que a él lo enviaron a este internado para “endurecerlo”, dado que siempre se mostró vulnerable y con carácter muy apacible. “Lo recuerdo murmurando siniestramente que casi no sobrevivió”, relató Harry. Sin embargo, durante su estancia en ese lugar, Carlos se refugió en su oso de peluche, un objeto que lo ha acompañado desde su infancia y con el que durmió durante más de 40 años, incluso Lady Di tenía que compartir su cama con el osito de su marido, ya que se negaba a deshacerse de él. "Con la cabeza gacha, agarrando su osito de peluche, que todavía tenía años después. Teddy iba a todas partes con mi padre. Era un objeto lamentable, con brazos rotos e hilos colgantes, agujeros remendados aquí y allá", explica Harry. 

Carlos III y su obsesión por ‘Teddy’, su oso de peluche de la infancia

De acuerdo con algunas fuentes cercanas al rey, la obsesión del monarca por su oso de peluche de la infancia es tan extrema que durmió con él hasta que cumplió 40 años y que suele acompañarlo a todos los viajes programados en su agenda oficial como monarca, por lo que le ha asignado un mayordomo para que lo cuidara y no sufriera ningún daño debido a sus débiles costuras y su evidente estado de deterioro a causa de los años, ya que debe tener entre unos 60 o 65 años.

Según el libro ‘El Rey: La vida de Carlos III’, del autor Christopher Andersen, el soberano británico siente un gran apego emocional por este juguete desde su infancia, por lo que no va a ningún lado sin él. De hecho, no permite que ningún extraño intente arreglar algunas de sus costuras, por lo que recurre personalmente a su vieja niñera para que se encargue de dejar a su osito de peluche “como nuevo”.  “Él todavía viaja con un osito de peluche de la infancia. Lo ha tenido desde que era un niño muy pequeño… La única persona a la que se le ha permitido reparar el osito de peluche del rey Carlos es su niñera de la infancia, Mabel Anderson, a quien sigue siendo muy cercano”, indicó el autor en la publicación