Pocos son los famosos que quedan sin haber comentado nada del procés todavía. La última al hacerlo ha sido Tamara Falcó, la hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón. Ha sido en una entrevista a Marie Claire, evidenciando su postura: "España es una y no puede ser fracturada".

Ahora bien, no se ha quedo aquí. La diseñadora ha seguido reconociendo que hace falta savia nueva: "Faltan líderes que motiven. Hay maneras de hacer política que están anticuadas y que no llegan a la gente".

¿Sus propuestas? Que lideren Albert Rivera (C's) o Pablo Casado (PP), sus alternativas preferidas. Eso sí, también ha querido hablar de Pablo Iglesias: "No iría a cenar con él. Rezo por él y por todos los de Podemos".

Pero no sólo ha hablado de política. Falcó también ha aprovechado para promocionar la marca de ropa que presentará en la semana de la moda de Madrid. Una nueva faceta en su vida que le ha hecho reflexionar: "Las críticas son mucho más salvajes conmigo precisamente por quien soy. Va de la mano. La gente puede pensar que lo hago por capricho, que no pongo esfuerzo y que a mí me lo han dado todo hecho. Pero yo sigo adelante, con constancia. Es lo que tengo que hacer porque ya sé quién quiero ser".

Así de contundente se ha mostrado, justo antes de entrar en uno de los temas que más interés suscita: su vena religiosa. Después de confesar hace un tiempo que estaba dispuesta a ser monja, ahora ha dicho que la religión le ha cambiado: "Antes vivía en un cierto caos. Creía que tenía que encontrar la felicidad por encima de todo, pero cada vez que creía conseguirla, se esfumaba. Era desesperante. Encontrar a Dios y encomendarme a la Virgen me ha ayudado muchísimo".

Una entrevista de lo más completa que ha mostrado a una Tamara más contundente que nunca.