Shakira trabaja. Trabaja mucho. Ser una de las mejores cantantes del mundo, con millones de fans en todo el planeta, no se consigue sentado en una silla viendo cómo se pone el sol. La cantante colombiana es hiperactiva cuando se trata de su carrera, que más que un trabajo, es un placer con el que se gana la vida, y muy bien. La intérprete no para de componer, de ensayar, de grabar y de preparar sus vídeos, conciertos y nuevos temas. Pero si alguien se piensa que a pesar de la gran cantidad de horas que le dedica a su profesión, cuando llega a casa está agotada y sólo piensa en darse una ducha y ponerse dentro de la cama, va muy equivocado.

Alguien como Shakira no se cansa así como así. Y cuando vuelve a casa después de una larga e intensa jornada de trabajo, todavía le queda energía para rato. Los que han trabajado hasta tarde alguna vez entenderán la sensación de llegar a casa a las mil y sentirse con una energía que hay que descargar por alguna parte. El momento del agotamiento ya ha quedado atrás y, rebasado, es como si tuviéramos más pilas alcalinas que el conejo de Duracel. Y ella misma ha dado prueba fehaciente de eso. ¿Llegar a las tantas y ponerse el pijama? Ni de coña.

La cantante ha grabado un vídeo en su casa, en el salón donde tienen el sofá y la tele, para demostrar que después de pasarse todo el día trabajando, hay noches (o medianoches) donde es incapaz de estarse quieta. "Esto es lo que pasa después de una sesión en el estudio, cuando todo el mundo está durmiendo", escribe la colombiana. Y lo que pasa, mientras Piqué y los niños duermen, es que empieza a abrir y cerrar un paraguas multicolor, hacer saltitos con las piernas envueltas en papel de filme, caminar por el mueble de la tele, hacer el pinopuente o sentarse boca abajo en el sofá. Una retahíla de posturas y movimientos más propios de alguien que se acaba de levantar con energía que de alguien que llega a casa exhausto:

Eso es vivir con energía las 24 horas del día y lo demás son tonterías.