Lo de Évole de este domingo, desde hace unas semanas, Lo de quédate en casa, volvió a ser emocionantísimo. Primero, con un testimonio que dejó tocadísimo al presentador, el de Consol, una mujer mayor que ha conseguido superar el contagio por la COVID-19. Un testimonio conmovedor, que hizo que Évole tuviera dificultades para poder seguir la conversación de tan sobrecogido como se lo veía: "El chute de vida que nos dio Consol no me lo había dado nadie antes":

Justo después de escuchar a Consol, Évole atravesó el Atlántico para saber cómo estaba pasando el confinamiento Rosalía. El coronavirus la cogió en los Estados Unidos y ha decidido pasar estas semanas en compañía, en casa de un mánager, porque "no quería pasar esto sola". Una Rosalía íntima, próxima, empática y que abrió su corazón para decir que le gustaría estar aquí con los suyos y que "llamo cada día varias veces a mis padres y a mi hermana".

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¿Qué hace mientras tanto, aparte de dejarse flequillo? "Cocinando mucho, se me dá mejor que antes", pero dedicándole horas a su pasión: "Le dedico unas siete horas al día a componer, a arreglar temas". Tenía que sacar ahora "un tema muy agresivo para bailar", pero con lo que está pasando, lo paró, porque no se corresponde con lo que sentía ella en estos momentos, "ni lo que siente la gente". Sí que lanzó Dolerme, que cantó en plena conexión de manera espectacular:

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Y eso que estaba acababa de levantarse. Una Rosalía suprema, que emocionó cantando y hablando. Especialmente cuando habló con mucho sentimiento de su abuela. Le pregunta Évole por el Padre Nuestro que publicó en las redes. "Rezo a mi manera. Yo lo puse porque mi abuela, cuando yo era pequeña y me quedaba a dormir con ella, ella siempre me lo rezaba, siempre, antes de dormirme. Cada día, antes de ir a dormir, intento agradecer todas las cosas buenas que haya en el mundo y a mi alrededor":

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