La cantante Marta Sánchez vuelve a estar doblemente de actualidad. A nivel profesional, por haber vuelto a colaborar con Carlos Baute en un tema después de aquel exitoso Colgando en tus manos. Esta vez Te sigo pensando, que está proporcionándole un trampolín para dar una serie de conciertos en los Estados Unidos, hacia donde tiene previsto viajar muy pronto.

A nivel sentimental, en quien piensa la intérprete es en su nueva pareja, el empresario Federico León, director de una empresa de diseño de iluminación con quien recientemente pusieron luz a una escapada en Tarifa. Pero hasta ahora no habían aparecido juntos en ninguna imagen. Hasta que ha llegado la cena de la revista Vanity Fair por donde se dejaron ver algunas celebrities, como la intérprete de Desesperada o Soy yo. La cantante y su pareja disfrutaron de la fiesta mientras ella reconoce que "Estoy muy a gusto con él. Soy una persona muy romántica, aunque a veces tengo una vuelta de tuerca rara, que me convierte en independiente y egoísta".

Sánchez, feliz de haber encontrado a alguien con quien está a gusto y feliz también por sentirse valorada por un país donde tradicionalmente "Hay mucha mediocridad, sobre todo en la crítica del arte en este país. Hay mucha frivolidad a la hora de determinar quién es bueno y quién es malo". Considera que España no ha tratado siempre como se merece a sus artistas. Empezando por ella: "Finalmente me siento valorada, pero me ha costado un huevo". ¿Y qué es lo que le hace pensar así, ahora, de sopetón? La versión que hizo poniendo una 'sentida' letra al himno español. 

Aunque le llovieron las críticas y la mofa, también es verdad que hubo muchos elogios, especialmente por parte de Cs, con quien compartió un acto emocionada, incluso llorando, recordando lo que había significado para ella ponerle letra al Lolo, lolo, lololololo, loló..., delante de unos Albert Rivera y Inés Arrimadas que aplaudían con las orejas.

Entonces, aquellas lágrimas parecieron más una pantomima partidista, pero con la serenidad del paso del tiempo, la cantante sigue conservando el momento como algo inolvidable. De hecho, a sus 52 años, y con una carrera llena de éxitos, Marta Sánchez reconoce que aquel "Rojo, amarillo, colores que brillan en mi corazón y no pido perdón" es de las mejores cosas que le han pasado en la vida. Una exaltación patriótica que hará las delicias de Bertín Osborne, José Manuel Soto o Arévalo: "El himno de España es de los momentos que más me ha merecido la pena desde que he nacido". Sólo falta Manolo el del Bombo. Si alguna vez su letra llega a la oficialidad y le piden que la perpetúe para siempre, le cogerá un patatús.