Enric Auquer es un actor descomunal. En los últimos años, el intérprete catalán nos ha enamorado a todos los espectadores con los diferentes papeles que ha abordado, todos llenos de veracidad, todos defendidos con un talento brutal, que le han valido el reconocimiento de la profesión y del público. Ganador de un premio Goya al mejor actor revelación por Quien a hierro mata, lo hemos visto y disfrutado en numerosas películas y series como Casa en flames, El mestre que va prometre el mar, Me he hecho viral, Barcelona nit d'hivern, Mano de hierro, Això no és Suècia, Sky Rojo, Vida perfecta, Com si fos ahir, Cites, Kubala, Moreno i Manchón y tantas otras.

Enric Auquer, con un Premio Gaudí

Además de ser un actor excelso, Enric también es un tipo que desprende bonhomía. Cuando habla, desprende una bondad, una sensatez y un optimismo que enamoran. Y eso que ha tenido alguna experiencia vital no demasiado agradable. Los que lo conocen y quieren dicen de él que es un tipo que vale mucho la pena. Y oírlo hablar pausadamente, abriendo el corazón y sus sentimientos, es una oportunidad que no debemos dejar pasar. Y ahora ha vuelto a mantener una conversación deliciosa en el muy recomendable programa de SER Catalunya, Llapis de memòria, donde los invitados hablan de sus vidas mientras suenan canciones especiales para ellos.

Enric Auquer

Le preguntan por un objeto muy curioso con el que iba a la escuela Enric cuando era joven, "¿Qué quiere decir que ibas con un cojín a clase?". Él revela que aquello pasó en la ESO: "A mí me pasó una cosa heavy, entendí qué es saltarte tanto la norma que acaban expulsándote de la norma, ¿sabes? Es como cuando ya la norma no te puede sostener, te expulsa. Y yo acabé estirando tanto el chicle, que me acabaron expulsando de la norma, que todos los demás amigos míos estaban dentro de aquella norma". Lo sacaron de las líneas principales A, B y C, "y me metieron en una clase apartada", y se emociona hablando de un maestro que lo entendió, "que se ocupaba de mí y de unos chicos magrebíes que no hablaban catalán, y me dejaba estar en el cole de la manera que yo podía estar... Y había días que me llevaba un cojín y dormía al final, o nos ponían películas en catalán. Me acabé sacando la ESO de aquella manera".

Un Enric Auquer que también ha hablado de otras cuestiones que le quitan el sueño, como por ejemplo, que desde 2016, 640 personas han muerto en las calles de Barcelona. Personas invisibilizadas, olvidadas, sin siquiera un recuerdo. Del 20 al 28 de octubre, la fundación Arrels colabora para colgar placas de cartón con los nombres de estas personas en los lugares donde murieron. Y el 29 de octubre, en la Catedral, se hará un acto en memoria para honrarlas.