La pandemia por el coronavirus continúa implacable. Medidas de emergencia en todo el país que ya veremos si llegan tarde o no. Colapso en todos los ámbitos y las noticias que se van sucediendo a ritmo acelerado. La sociedad se prepara para cambiar los hábitos de vida en las próximas semanas. El mundo del teatro es uno de los que está reaccionando con medidas de impacto, como suspender funciones en la mayoría de los teatros. Joel Joan dice que esto es una ruina. Otros lamentan las cancelaciones. Y algunos, como Carlos Cuevas, han aprovechado la crisis para hacer unas demoledoras reflexiones de las que tendrían que tomar nota muchos.

carlos cuevas

@carloscuevas

Esta foto es del magnífico intérprete de Merlín en Roma, donde estuvo hace unos días. Volvió a casa antes de que Italia quedara cerrada a cal y canto por la situación límite de confinamiento provocada por el coronavirus. Viajó a la capital italiana el pasado 24 de febrero y volvió este lunes después de 14 días. Cuando fue, había 230 casos de COVID-19. Al marcharse, "más de 9.000 casos diagnosticados. Desde mi llegada allí, nadie se saludaba con besos, ni encajando las manos. Tampoco utilizaban dinero en efectivo. Sin alarmismo, pero tomando medidas de precaución. La gente lo había entendido". Aquí, lamenta, no entendemos nada:

Las imágenes que se están produciendo estos días le están generando un desencanto absoluto: "Colapsar las urgencias y el sistema sanitario por una avalancha de contagios puede ser un desastre. Ya no por los infectados, sino porque el mundo sigue girando y siguen habiendo los problemas de salud de siempre. Si nos tiene que coger, nos cogerá; pero no juguemos a la ruleta rusa, si podemos". Por si no fuera lo suficiente, Cuevas se ha mostrado indignado con la ligereza con la cual está oyendo hablar sobre el coronavirus y las personas mayores. Unos comentarios que le han hecho estallar:

Como bien dice él, "No es el apocalipsis, es una oportunidad preciosa para la conciencia, la responsabilidad y la solidaridad". Sabias palabras. Esperemos que la gente tenga el mismo juicio.