Arantxa Sánchez Vicario no da al abasto. Si cuando jugaba se caracterizaba por ir devolviendo pelotas desde el fondo de la pista con una cinta en la cabeza, ahora no tiene suficientes raquetas para ir devolviendo reveses judiciales e incluso, hay quien en lugar de cinta le quiere poner unos grilletes. El contrincante es de peso. Una Steffi Graff con corbata y fajos de dinero. Se trata del Banco de Luxemburgo, que quiere en chirona a la tenista y a su ex marido Josep Santacana. Dobles mixtos. Dos por uno.

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Mientras el matrimonio sacará los trapos sucios de la relación luchando por la custodia de sus hijos, la entidad luxemburguesa quiere recuperar los casi ocho millones de euros que deberían y se afana para que los barrotes del balcón de la foto lleguen hasta arriba y sean los de un centro penitenciario. Por eso ha presentado una ampliación de la querella ante los juzgados de Barcelona pidiendo prisión provisional. Consideran que los dos han cometido alzamiento de bienes y fraude, que el patrimonio que tiene la pareja cubre con creces la millonada que reclaman y que se instalaron a vivir en Miami con el propósito de evadir la acción de la justicia.

La cosa se remontaría a la época de máximo esplendor deportivo y económico de la ganadora de Roland Garros. El Tribunal Supremo la condenó en el 2009 a una multa por fraude fiscal, por querer ir a Andorra a hacer su grand slam ahorrador particular. Fueron más de 5 millones de euros a través de avales bancarios del Banco de Luxemburgo. Pero ahora quieren recuperar lo que dicen que es suyo. Tuvieron una sentencia favorable por la vía civil, pero no suficiente para recuperar la totalidad del préstamo. De ahí la insistencia por vía penal.

Ayer les explicábamos que un amigo íntimo de la ex número 1 del mundo, el estilista Alberto Cerdán, confía en que le volverá la sonrisa a su amiga muy pronto. Pero esta dejada a media pista por parte del banco no entraba dentro de los planes. La defensa de Sánchez Vicario tratará de echar pelotas fuera mientras se celebra en Miami el juicio por el divorcio puesto en marcha por su ex Josep Santacana.

El ex marido ha sido el apoderado de todas las sociedades de la tenista, y se casaron en régimen de ganancias y no con separación de bienes. Según Arantxa, eso suponía desconfiar hacia su pareja. Pues ahora se podría producir una situación surrealista si una vez divorciados legalmente, tienen que volver a unir fuerzas' para jugar el Open de Luxemburgo.