Hasta hace 11 años, la estancia en Marivent de los reyes se oficializaba con una cena de gala organizada por Juan Carlos I y Sofía para todas las autoridades políticas y militares. Pero desde entonces todo ha cambiado. En 2015, Felipe y Letizia relevaron a los eméritos. Y la cena se convirtió en una simple recepción con canapés. Una tradición que se ha mantenido a lo largo de estos 11 años hasta la fecha.
Lo habitual en la última década era que los receptores fueran Felipe VI, Letizia y la reina Sofía. Pero este año hubo novedades. La princesa Leonor y la infanta Sofía se unieron al elenco, centrando todas las miradas y los focos. Pero no fueron las únicas que llamaron la atención.
La reina Sofía, todo por la monarquía, y por su hijo Felipe VI
Aunque su presencia ha sido habitual desde hace décadas, que estuviera la reina emérita Sofía también sorprendió a muchos. La exmonarca tenía previsto no acudir este año. Según varias fuentes, por el delicado estado de salud de su hermana Irene de Grecia. Sofía tenía pensado quedarse en Madrid a cuidar de ella.
Sin embargo, finalmente decidió ir por la petición de su hijo, el rey Felipe VI. Como dice Pilar Eyre, “tiene ese espíritu del deber tan metido dentro que ella considera que son servicios a la corona. Más que a la corona, a su hijo. Y se levantaría de su lecho de muerte para ir a una recepción si se lo pidiera su hijo. Y simplemente sin pedírselo. Si ella cree que va a aportar y fortalecer la institución, ella lo va a hacer”.
La reina Sofía más triste en décadas
No obstante, como también apunta la monarca, a Sofía se le vio como “una señora esforzándose por mantener una sonrisa que o le apetece, los ojos son tristes, solo sonríe con la boca”. “La imagen de la reina me dio mucha pena. Antes ella era el centro de la fotografía, cuando posaba con Juan Carlos I. Pero ayer no me gustó, me dio tristeza, no sé de quién es la responsabilidad, pero la reina ya no está para estas ceremonias… no sé si por sus ánimos, no sé si por la edad, no sé si porque está cuidando a Irene… hay una falta de información absoluta”, añadía.
En este sentido, lo cierto es que su estado de salud, aunque no tan grave como el de Irene o el de Juan Carlos, también es preocupante a sus 86 años. Y su aspecto lo deja claro en cada una de sus apariciones. Sofía necesita maquillarse más de la cuenta para ocultar los síntomas de la decadencia que se percibe en su rostro. Y así volvió a ser en la recepción de Marivent. Signos de cansancio, ojeras como consecuencia del agotamiento y la tristeza, pérdida de peso... Todo oculto tras un maquillaje muy cuidado.