La reina Sofía acudió este lunes por la noche a la tradicional recepción en Marivent. Una aparición sorprendente. Hasta el domingo por la mañana, no pensaba ir. No quería. No le apetecía. Pero Felipe VI insistió. Y ella, como tantas otras veces, cedió por compromiso. Fue, pero sin ganas.

La razón oficial que circulaba era otra: el delicado estado de salud de su hermana, Irene de Grecia, conocida como la tía Pecu. Se dice que sufre Alzhéimer avanzado. Apenas habla. Apenas se mueve. Apenas reconoce a nadie. Sofía quería quedarse en Madrid, acompañándola. Esa era la excusa. Pero hay otra verdad más inquietante.

La familia real en la recepció de Marivent 2025 Casa Real 2
La familia real en la recepció de Marivent 2025 Casa Real

El motivo oculto de los deseos de la reina Sofía de quedarse en Madrid

Según la periodista Maica Vasco, la reina emérita tiene miedo. Literalmente. Sofía les confesó a sus hijas, las infantas Elena y Cristina, que no soporta la idea de quedarse a solas con Letizia, Leonor y Sofía. Ni un minuto.

El problema no es nuevo. Viene de lejos. Desde el año pasado, Sofía ya dudaba. Ya quería evitar viajar a Mallorca. Entonces Sofía reconoció que entre que “Felipe VI se va de regatas y sus hijas no pueden estar en el palacio de Marivent cuando están las locas de psiquiátrico”,  se queda mucho tiempo sola. Y que cuando eso ocurre, “les tiene miedo” a Letizia, Leonor y Sofía.

Letizia y Sofía en Marivent / EFE
Letizia y Sofía en Marivent / EFE

Sofía tiene miedo de su nuera y sus nietas

“Eso fue lo que dijo Sofía: 'les tengo miedo'. Porque si las cosas que hemos visto pasan en público, Dios mío, que no pasará en privado. En privado todo suele ser siempre peor. Les tiene miedo, les tiene pánico. Les dijo que ni harta de vino se quedaba sola con esas tías que son peligrosas”, concluye la comunicadora.

Que Letizia mantiene una relación fría y controladora con su suegra no es ningún secreto. La escena del manotazo en la catedral de Palma aún sigue viva en la memoria de muchos. Una imagen que dio la vuelta al mundo. Y que, según dicen, no fue una excepción, sino una muestra más de lo que ocurre cuando no hay cámaras.

Para Sofía, estar en Marivent con su nuera y sus nietas no es una estancia familiar, es una situación hostil. Un espacio donde se siente ignorada, vigilada y, sobre todo, desplazada. Ya no pinta nada. Ya no cuenta ni decide.

Felipe, pese a todo, sigue intentando que su madre esté presente. Aunque sea para dar imagen de unidad. Aunque sea para cumplir con el protocolo. Pero la realidad es muy distinta. Sofía asiste porque no quiere romper del todo, pero sus ganas son nulas.