Hacía seis meses que no veíamos juntos a los reyes Juan Carlos y Sofía y once años que la familia real no se reunía y publicaba una foto oficial. Pues bien, el 80º aniversario de la emérita ha conseguido que se repitieran las dos cosas. Todo un hito que ha sorprendido a todo el mundo.
La monarca ha organizado una comida en la Zarzuela en la que ha reunido a sus tres hijos y a todos sus nietos. Sólo ha faltado Iñaki Urdangarin, que sigue preso en Brieva. Verse rodeada de la familia ha sido el mejor regalo para la emérita, que ha olvidado durante un día las desavenencias entre sus hijos y la mala relación con Letizia.
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Lo que más ilusión le habría hecho, seguramente, es un tierno discurso que habría pronunciado su marido durante la comida. Vanitatis asegura que Juan Carlos dedicó unas palabras muy bonitas a Sofía mientras le agradecía su apoyo incondicional durante todos estos años y su papel como reina, madre y abuela.
Pero los buenos momentos no han acabado con la comida. Después de reponer la comida, ha disfrutado de una cita romántica con el rey: un gesto que no se veía desde hacía muchos años. El matrimonio se ha mostrado radiante y muy cómplice durante el tributo que le han hecho a la monarca a la Escuela Superior de Música Reina Sofía en Madrid. Plácido Domingo ha dirigido una orquesta sinfónica que ha homenajeado a la emérita para felicitarle debidamente.
Hacía mucho tiempo que no vemos a la reina Sofía con una sonrisa tan inmensa, provocada por algunos gestos de cariño del Rey -que le ha cogido del brazo y le ha hecho caricias-, los gritos de "Viva la Reina! ¡Felicidades!" y cuándo la gente que se había congregado en la puerta ha cantado un cumpleaños feliz.
Sofía se ha cambiado de ropa para ir más adecuada y ha optado por un conjunto muy elegante: americana de seda brillante en conjunto con el fular, falda negra y complementos del mismo tono. Todo, con los brazos llenos de pulseras y un collar de perlas.
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Lo que más sorprende, por eso, es haber visto a Juan Carlos tan amoroso cuando sólo unas horas antes El Español publicaba que el emérito no quería ir a esta cita romántica. El rey Felipe le habría obligado para ayudar a mejorar un poco a la imagen del matrimonio, enfrentándose a su padre porque él quería ir a las tomas de posesión de los dos nuevos presidentes americanos, el mexicano López-Obrador y el brasileño Bolsonaro. ¿Ha cambiado de idea finalmente? ¿Le han entrado ganas de repente? ¿O ha sido todo un paripé?