La reina Letizia, si algo tiene, es que paga con la cara. La mujer de Felipe, a quien algunos como Peñafiel califican de soberbia y de altiva, no pierde ni un segundo en tratar de disimular cuando algo no le gusta. Por mucho que sea reina, poner siempre buena cara y hacer como su marido o su suegra saludando como si nada a los súbditos no está entre sus virtudes. Ya quedó sobradamente demostrado en la Catedral de Palma hace un año. La cara de circunstancias que puso cuando la reina Sofía besó la frente de su hija era todo un poema.

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Recientemente, la Escuela de Grabado y Diseño Gráfico de la Real Casa de la Moneda fue testigo de otro de los rictus marca de la casa de la monarca, cuando una alumna trataba de explicarle en qué consistía el trabajo que allí hacían: "No me cuentes esto otra vez, que ya me lo han contado al entrar". En El Español daban más detalles: "La aprendiz de grabado se quedó pegada ante el asombro de todos los asistentes que no se podían creer la contestación de la Reina, demostrando así, sin pudor, que ese lunes no se encontraba de muy buen humor".

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Casa real

Si Letizia tiene un mal día, lo hace pagar con el resto. Y si tiene uno bueno, también. Quizás arrepentida por haberse dejado fotografiar con un representante político del PSOE, pero el caso es que la visita a Zaragoza por el Día Mundial de la Cruz Roja y de la Medía Luna Roja dejó otra imagen aparte de la foto con Javier Lambán.

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Mira que la reina está acostumbrada a que le regalen las orejas, a que le digan 'guapa' y cosas por el estilo, a que le hagan regalos de todo tipo y a que le dediquen de todo. Pero Letizia no supo aguantar como tocaba mientras un apasionado monárquico le dedicaba una canción en su cara. Lo mínimo, cuando alguien te dice unas palabras bonitas, sean habladas o sean en forma de jota aragonesa, es escucharle pacientemente, con una sonrisa en la cara y esperar a que acabe la dedicatoria. Pero este martes Letizia se mostró incómoda, tensa y sin ser capaz de aguantar la mirada mientras un buen hombre le cantaba una canción.

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Heraldo

Antonio Moret, vicepresidente de Cruz Roja Monzón, aprovechó la visita de la reina para cantarle una jota donde le decía cosas como "Hoy a la reina Letizia una jota quiero cantar, porque es una gran persona y llena de humildad". Riendo cuando no tocaba, poniendo rictus de sorpresa, desviando la cabeza, mirando hacia otra parte, poniendo los ojos mirando al techo, moviéndose a derecha e izquierda. Daba la sensación, viendo su reacción, que Letizia quería estar en cualquier parte del mundo menos allí. El Heraldo ha sido testimonio y puedes verlo cliqueando encima de la foto:

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