El Reino Unido vuelve a vivir días de tensión en torno a uno de sus miembros más polémicos. Tras el anuncio del rey Carlos III de retirar todos los títulos nobiliarios al príncipe Andrés por sus vínculos con Jeffrey Epstein, muchos esperaban un paso más: su expulsión definitiva de la línea de sucesión al trono. Sin embargo, el Parlamento británico ha dejado claro que no tomará medidas en esa dirección.
El hermano del monarca mantiene así su posición como octavo en la línea de sucesión, justo por detrás de los hijos y nietos del rey. Su exclusión habría requerido una modificación constitucional, algo que en Reino Unido implica un proceso complejo y la aprobación de ambas cámaras parlamentarias. Según fuentes de Westminster, “no existe voluntad política” para abrir ese debate en este momento.

El Parlamento no modificará el Acta de Sucesión con el príncipe Andrés
La decisión ha generado discrepancias. Sectores de la opinión pública británica consideran incomprensible que una persona apartada oficialmente de la vida pública por su conducta mantenga todavía derechos sucesorios. Desde la Casa Real, sin embargo, se insiste en que se trata de un asunto “estrictamente legal y no moral”. En otras palabras, el Parlamento tendría que intervenir si se quisiera modificar el Acta de Sucesión, algo que no ocurre desde hace más de una década.
Mientras tanto, el ya Andrew Mountbatten Windsor se enfrenta a un cambio radical en su vida. Tras la decisión del rey, deberá abandonar el Royal Lodge, la mansión donde vivía junto a su exesposa Sarah Ferguson, y trasladarse a otra residencia. Se habían barajado varias opciones, entre ellas Adelaide Cottage o incluso un traslado temporal a Abu Dabi, pero finalmente se ha impuesto una alternativa más discreta.

Andrew Mountbatten Windsor ya tiene nuevo hogar y compensación millonaria
El Palacio de Sandringham, propiedad privada de la familia real desde hace más de 150 años, será su nuevo hogar. Situado en el condado de Norfolk, a unas tres horas de Londres, el lugar cuenta con más de 30 kilómetros cuadrados de terreno y una fuerte carga simbólica, pues fue uno de los sitios favoritos de la reina Isabel II durante las fiestas navideñas.
A cambio de su salida del Royal Lodge, Andrés recibirá una compensación económica cercana a las 558.000 libras (unos 632.000 euros). Una cifra que ha vuelto a levantar ampollas entre los contribuyentes británicos, muchos de los cuales consideran que el príncipe debería asumir las consecuencias de sus actos sin recibir beneficios de la Casa Real.