La vida privada de Carolina de Mónaco ha estado rodeada de un sinfín de polémicas. Tras haber fracasado en su primer matrimonio con Philippe Junot, la primogénita de Grace Kelly y el príncipe Rainiero logró vivir un cuento de hadas con Stéfano Casiraghi, el padre de sus tres primeros hijos, Andrea, Carlota y Pierre. Sin embargo, su idílico matrimonio duró muy pocos años, dado que la tragedia tocó a su puerta en 1990, perdiendo al amor de su vida en un terrible accidente náutico. Años más tarde se casó con Ernesto de Hannover y fue madre por cuarta vez, pero esta relación tampoco tendría futuro y estuvo condenada al fracaso debido a los excesos y las adicciones de su marido, con quien sigue casada a pesar de estar separados desde 2008. Ahora, la vida le ha dado una segunda oportunidad para ser feliz, pero esta vez al enfocarse en el cuidado de sus nietos, con los que intenta hacerlo mejor que como madre.

Hace algún tiempo, Carolina de Mónaco habló sobre la maternidad y explicó que ella considera que “los padres somos el arco, ellos son las flechas, solo hay que intentar apuntar bien”. A continuación, la princesa monegasca afirmó que ella estaba orgullosa de sus cuatro hijos. Sin embargo, Carlota Casiraghi dejó entrever en una entrevista que Carolina de Mónaco no fue la madre perfecta que todo el mundo imagina, dado que solía ser asfixiante y un poco controladora.

“Cuando te conviertes en madre, tu madre tiene que aceptar el hecho de que ella no es la única. Y es muy liberador. Trato de no hablar de mi relación con mi madre, y no necesariamente quiero revelar todo lo que sucede entre nosotras, pero siempre es ambivalente”, indicó Carlota Casiraghi. Ahora bien, se podría justificar un poco la actitud sobreprotectora de Carolina, dado que gran parte de su maternidad la vivió mientras intentaba superar la pérdida de su esposo, Stéfano Casiraghi, así que se volcó en sus hijos y se alejó del Palacio. De esta manera, sus hijos vivieron una infancia solitaria, alejados de todos

Carolina de Mónaco aprendió de sus errores como madre y ahora quiere ser la mejor abuela de la familia Grimaldi

En una entrevista con ‘Point de vue’, Carolina de Mónaco indicó lo siguiente: “Trato de ser una abuela adecuada. Lo maravilloso es que me convertí en abuela mientras aún ejercía de madre, porque Alexandra tenía 13 años cuando nació Sacha [el primer hijo de Andrea Casiraghi]. La transición de una cosa a otra se hizo sin interrupción”. En la actualidad, la princesa Carolina disfruta de cada uno de sus nietos que suelen estar con ella por turnos las 24 horas del día, pero especialmente de los tres hijos de Andrea: Alexander ‘Sasha’, India Julia y Maximilian Rainier, demostrando así que su amor y su pasión por sus nietos es realmente infinita, pero ahora con una perspectiva diferente al ver la crianza de los niños de una forma un poco más relajada, disfrutando de sus ocurrencias y compartiendo tiempo de calidad juntos.