Es indudable el magnetismo que tiene Charlene de Mónaco entre los seguidores de las realezas europeas. La exnadadora de Zimbabue y mujer de Alberto es una de las royals con más personalidad y de las que más se habla, por todo lo que acompaña su figura, muchas veces, cosas buenas, otras, no tanto, como la infección que cogió y que la dejó K.O., teniendo que pasar por diferentes operaciones, que desembocaron en depresiones, ingresos en clínicas de salud mental y un cierto pasotismo de su marido y la familia real monegasca. Pero la ciudadanía siempre le ha dado apoyo. Ella ahora parece levantar la cabeza después de estos reveses, y últimamente se ha prodigado más a ojos de todo el mundo en diferentes apariciones públicas.
Como decíamos, la tuvieron que intervenir varias veces, pero los quirófanos no le son ajenos, ya que otras veces ha ido por cuestiones estéticas. Habitual del bisturí, se ha hecho diferentes retoques que la hacen estar muy orgullosa de su imagen actual. Después de 20 años en el mundo de la realeza, y doce casada con Alberto, su fisonomía ha ido evolucionando debido a las numerosas operaciones y retoques que se ha hecho. De entre las más reconocibles, la operación en la nariz, la infiltración de ácido hialurónico en los labios, que le han cogido más volumen, llenarse los pómulos, peelings químicos para sacarse pecas y algún pinchazo de bótox o la modificación de su sonrisa después de retocarse la dentadura. De todo eso quedó constancia en el último acto donde se la ha visto.
Después de verla en Florencia y en el Másters de Tenis de Montecarlo, han reaparecido en la primera edición del Salón de la Fama del Rugby Club Toulonnais, en la ciudad francesa de Toulon. Recuperada de sus problemas de salud, a sus 45 años la iluminación del acontecimiento nos mostró una Charlene tal como está ahora, con evidencias de sus visitas al quirófano, y radiante, como hacía tiempo que no la veíamos. También ha llamado la atención de sus seguidores el toque personal que se ha hecho en el pelo, en su emblemática melena corta, con un corte de pelo muy característico. Pero si hace unos días, en la penúltima aparición pública, la mujer de Alberto lució unas mechas rubias muy noventeras ("Luce actualmente un castaño muy natural de base sobre el que ha colocado unas mechas rubias en la capa superior creando un contraste muy favorecedor, propio de este tipo de técnica que tuvo su máximo esplendor en los 90', decían en Lecturas), ahora se ha coloreado todavía más el pelo y la vimos con un tono rojizo que no le recordábamos. Un baño de color parecido a los colores del otoño, muy favorecedores y que los fans han recibido con los brazos abiertos.
Sea como sea, más allá de su nueva imagen, lo que más destacan sus seguidores es su sonrisa, una sonrisa que parece más generosa que años atrás, más sincera y más real. Sinónimo de que ha dejado atrás los malos momentos y que a pesar de los constantes rumores sobre separación del príncipe de Mónaco, latentes desde hace siglos, Charlene parece afrontar un periodo nuevo en su vida, más luminoso, con más fuerza, más enrojecido, como el pelo... Y nosotros y sus fans, que son muchos, nos alegramos.