En Europa coexisten reinas y princesas. La única monarca que reina por mérito propio es Margarita de Dinamarca. Una vez muerta Isabel II y abdicada Beatriz de Holanda, la danesa espera pasar el testigo a su hijo. Las otras reinas en realidad son solo consortes, de la última Camila a la más mediática Letizia. Pero hay otra royal que reina sin el título de reina, es la mujer del jefe del Estado, de un micro-Estado, Mónaco. Es la gran Charlene de Mónaco. A pesar de tener menos de 40 mil habitantes, el principado de la Costa Azul mediterránea concita mucho interés porque su "monarquía" tiene más glamur que las aburridas coronas nórdicas. Rainiero, Grace Kelly, la enorme Carolina, la maravillosa Carlota, la díscola Estefanía, el difunto Stéfano Casiraghi, unos muertos en accidentes de coche y otros en accidente de lancha, con menores al volante... y una figura turbia, Alberto de Mónaco, el suplantador. Arranca la "corona" a Carolina por el hecho de ser hombre y la cederá a su hijo a pesar de tener una gemela chica. Y es vox populi que su mujer es una infeliz. Charlene.

Charlene de Mónaco GTRES
Charlene de Mónaco GTRES

La exnadadora empalma depresiones con humillaciones. Todo el mundo da por hecho que su matrimonio fue por contrato, con cláusulas de confidencialidad, de cesión de los niños y de seguir casada. Y el cuerpo dice basta. Pasa épocas fuera de foco en clínicas de rehabilitación. Ahora ha reaparecido con un look crepuscular, menos brillante. Como su estado de ánimo. Del rubio platino al color ceniza. Así es ahora la desgraciada Charlene, de 45 años (mal) casada con un príncipe no azul sino gris de 65 años. Charlene gris:

Charlene de Mónaco tinte ceniza GTRES
Charlene de Mónaco tinte ceniza, GTRES

EN Blau ya publicó las fotografías en la Catedral de Santa Maria de la Asunción en recuerdo de la muerte de Rainiero III, padre de Alberto, Estefanía y Carolina, muerto hace dieciocho años. La princesa apareció con este look crepuscular, abandonando el rubio platino que no eclipsaba su mirada triste. La princesa halló el gesto más afectuoso una vez más fuera del matrimonio, en su sobrina política, la grandiosa Carlota, la que merecería ser la heredera del principado como hija mayor de la hija mayor de Rainiero. Carlota abraza a la ceniza de Charlene:

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Charlene y Carlota de Mónaco, GTRES
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Charlene con la mirada perdida, GTRES

La prensa rosa sigue vendiendo la realeza monegasca como un cuento de hadas que ya nadie traga:"A Charlene de Mónaco le encanta innovar y ha dejado atrás su melena platino para apostar por las mechas chunky, máxima tendencia en 2023". La tendencia sería explicar por qué Charlene siempre está como ausente, medicada, deprimida. Es Lecturas quien describe el nuevo peinado de la princesa: "Luce actualmente un castaño muy natural de base sobre el que ha colocado unas mechas rubias en la capa superior creando un contraste muy favorecedor, propio de este tipo de técnica que tuvo su máximo esplendor en los 90'. Esta alternativa capilar tan de moda no solo aporta luz a nuestro rostro sino que tiene un efecto rejuvenecedor instantáneo, además de que es perfecta para ocultar esas primeras canas. ¿Lo mejor? Al no estar pegadas a la raíz espaciará tus visitas a la peluquería por lo que el mantenimiento es mínimo".

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Alberto y Charlene de Mónaco, GTRES

Camina como fumada. Donde la prensa rosa ve luz y esplendor la realidad muestra una mujer atormentada por una mala decisión: casarse con Alberto. Quiso dinero y estatus a cambio de salud mental. Venderse el alma al diablo. En el contrato no dicen nada de sonreír en las fotos. Y Charlene, la de la mirada triste, solo muestra una mueca de infelicidad.