En un giro que ha dejado con la boca abierta a numerosos expertos en realeza, el príncipe Harry y Meghan Markle han demostrado que aún no están dispuestos a ceder terreno en la batalla por su reputación. Lo que muchos daban por muerto —su alianza con Netflix— ha resurgido con más fuerza y un contrato que, según rumores, podría alcanzar nuevamente las nueve cifras. Una jugada que, más allá del negocio, parece un auténtico desafío a los tabloides británicos que llevaban meses escribiendo su obituario mediático.

La pareja, que en 2018 simbolizaba el cuento de hadas moderno, pasó de ser adorada por el público a convertirse en blanco de críticas feroces. La famosa huida a California fue interpretada como una traición por parte de la realeza británica y, desde entonces, sus detractores han intentado reducirlos a personajes de reality show. Sin embargo, los duques de Sussex parecen decididos a demostrar que su marca sigue viva… y facturando.

Harry y Meghan, de villanos de tabloide a protagonistas de Netflix

La noticia de la renovación del contrato llegó justo después de que varios medios anunciaran que la plataforma de streaming había decidido prescindir de ellos. El golpe de efecto fue mayúsculo: no solo siguen en la parrilla de proyectos de Netflix, sino que la relación se amplía con nuevas producciones. Un movimiento que muchos analistas califican como una jugada estratégica para salvar su imagen pública y mantener su relevancia internacional.

El anuncio oficial de Meghan Markle, cuidadosamente elaborado hasta el último detalle, resaltó que el propósito principal es “difundir la marca As Ever” y continuar contando historias inspiradoras. No obstante, muchos opinan que lo que realmente llama la atención es el jugoso contrato que podría estar firmando. La cifra de 100 millones de dólares vuelve a cobrar fuerza, recordando que, a pesar de los altibajos, esta pareja sigue demostrando una habilidad excepcional para negociar acuerdos millonarios.

Del tropiezo discreto al intento de revancha

Pero no todo ha sido éxito en su aventura audiovisual. “With Love, Meghan”, el proyecto culinario de la duquesa, pasó sin pena ni gloria entre los contenidos más vistos de la plataforma. De hecho, no logró siquiera colarse entre los 300 títulos más consumidos a nivel mundial. Pero lejos de considerar esto un fracaso definitivo, Netflix ha decidido darle una segunda temporada, lo que para algunos críticos demuestra que, en el mundo del mundo de la realeza, una buena dosis de polémica puede resultar más rentable que cualquier índice de audiencia.

La estrategia parece clara: aprovechar la fascinación global que sigue despertando la pareja, ya sea por sus aciertos o por sus tropiezos. A fin de cuentas, Harry y Meghan han convertido su vida privada en un producto mediático que mezcla drama, romance y un toque de venganza contra el aparato real británico. Y si algo ha quedado demostrado, es que el público siempre está dispuesto a ver el próximo capítulo de un escándalo bien contado. Con este acuerdo, la pareja no solo asegura ingresos millonarios, sino que también gana una nueva oportunidad de reconstruir su imagen ante el público internacional. Los tabloides británicos seguirán afilando titulares, pero mientras haya contratos como este, la marca Sussex seguirá resistiendo el asedio mediático.