La historia parece repetirse y con más fuerza que nunca. Mientras el príncipe Harry viajó en solitario a Inglaterra para visitar la tumba de sus abuelos, Isabel II y Felipe de Edimburgo, y participar en un acto público durante la entrega de los premios WellChild, la prensa británica decidió recuperar a su blanco favorito: Meghan Markle. Sin pisar suelo inglés ni pronunciar palabra alguna sobre el país, la duquesa de Sussex volvió a ser la protagonista indiscutible de los titulares más crueles, como si su mera existencia fuese suficiente para desatar el vendaval mediático.

Los tabloides no tuvieron piedad. El Daily Mail, maestro del escándalo, llegó a publicar doce artículos en apenas unos días dedicados a atacar a Meghan. Mientras tanto, Harry apenas protagonizó la mitad de esas portadas. El mensaje era claro: en Reino Unido, la ex actriz sigue siendo la villana perfecta. Lo más llamativo es que, según analistas mediáticos, el volumen de críticas hacia la duquesa supera incluso la cobertura dedicada al propio aniversario de la muerte de la reina Isabel II.

La maquinaria mediática contra Meghan Markle no descansa

La lista de acusaciones roza lo surrealista. Desde insinuar que Meghan no fue bienvenida en el lecho de muerte de la Reina, hasta revivir supuestas envidias hacia Kate Middleton, los tabloides parecen empeñados en construir un expediente eterno contra ella. Lo más llamativo es que estos reproches no se basan en hechos recientes, sino en episodios reciclados, algunos tan antiguos como su participación en la revista Vogue en 2019. The Mirror, aunque más comedido tras sus derrotas judiciales frente a Harry, tampoco pudo resistirse. Media docena de titulares cargados de veneno confirmaron lo evidente: para buena parte de la prensa, Meghan es un recordatorio incómodo de los tiempos en que los Sussex desafiaron el establishment real y mediático.

Harry quiere volver, pero Meghan no olvida el acoso

Lo que más inquieta en el panorama actual es la revelación del Sunday Times: Harry todavía sueña con regresar algún día con Meghan y sus hijos al Reino Unido. Según un amigo cercano, el príncipe desea que sus pequeños conozcan sus raíces y tengan contacto con la Familia Real. Una intención que, sin embargo, choca frontalmente con el historial de sufrimiento de su esposa. No hay que olvidar que Meghan ha hablado públicamente del precio que pagó por la persecución mediática. Desde pensamientos oscuros hasta el sentimiento de ser una de las personas más acosadas del planeta, su relato sigue siendo una herida abierta. Cada nuevo titular venenoso confirma que la prensa británica jamás le perdonará haber desafiado las reglas del juego.

La tormenta contra Meghan no es un fenómeno reciente. Desde noviembre de 2016, cuando el Mail publicó aquel polémico titular que vinculaba sus orígenes con Compton, un barrio conflictivo de Los Ángeles, la sombra del racismo quedó marcada para siempre en la narrativa mediática. No importaba que fuera actriz de éxito en Suits o que tuviera un proyecto propio como influencer: lo relevante para los tabloides era asociarla con estigmas de delincuencia y marginalidad. Este acoso recuerda inevitablemente la tragedia de Lady Di, víctima de una persecución que acabó en tragedia. Harry, que nunca ha superado esa pérdida, ha convertido la protección de su familia en una obsesión. La prensa, en cambio, parece haber aprendido poco de aquel capítulo oscuro y ha encontrado en Meghan la “diana” perfecta para sus titulares incendiarios.