Felipe y Letizia están en Marruecos de viaje oficial y ya nos han dejado dos imágenes para la historia. Letizia con un velo para taparse el pelo en el mausoleo de Mohamed V, como muestra de respeto; y el tropiezo viral de Felipe VI, que casi se cae de bruces en el peor momento.
Pero hay una tercera escena simbólica que tampoco ha pasado por alto: Letizia luciendo el mismo vestido blanco del día que se comprometió con el entonces príncipe de Asturias, en 2003. El traje, inmaculado. No es para menos, después de quince años en el armario. Los cambios más significativos, sin embargo, en el rictus de la reina. Una transformación chocante, fruto de años de tratamientos estéticos y cirugías, que han resultado en una cara nueva.
EFE
GTRES
A Letizia, obsesionada con su imagen, la tachan incluso de vigoréxica. Sólo le falta arremangarse las mangas de la chaqueta para enseñarnos los bíceps.