Leonor está a un paso más de convertirse en la futura reina de España. Se desconoce si Felipe VI cederá el testigo a la princesa cuando él aún esté vivo, o seguirá los pasos de la reina Isabel II y continuará con su reinado hasta el fin de sus días. Por ahora, la hermana de Sofía tendrá una labor muy importante, y es que es la princesa de Asturias. Muchos compromisos institucionales recaerán en ella cuando tenga agenda propia. Por ahora sus padres prefieren que se centre en su formación. No será casi hasta los 30 años cuando se dedique al 100% y recibe una salario por parte de los Presupuestos Generales del Estado.

Leonor y Sofía / Instagram
Leonor y Sofía / Instagram

Por ahora, Letizia va con pies de plomo con sus hijas. De momento se encarga de mejorar la imagen de la princesa, también física. Leonor tenía un serio problema en los dientes, la desaparición de los colmillos. Se trata de la agenesia dental, que causa la falta del desarrollo de algunos dientes. La princesa llevó aparatos durante varios años y le han tenido que poner dos colmillos en los huecos. Pero no es el único problema físico de la hermana de Sofía al que ha querido poner solución.

La princesa nació con un angioma, tal y como revela ‘The Objective’. Se trata de una malformación benigna en su nariz que le acompañó durante sus primeros años de vida. Desapareció de su rostro al entrar en la juventud.

Leonor padeció una malformación benigna en la nariz 

Según la Sociedad Española de Medicina Interna, los angiomas son “unas malformaciones benignas de los vasos sanguíneos o de los vasos linfáticos”. Estos pueden ser congénitos, es decir, que aparecen desde el momento de su nacimiento, o aparecer más tarde. “Pueden formar manchas más o menos grandes, de tamaños y aspectos diversos. Son manchitas de color rojizo que suelen desaparecer al ejercer presión sobre ellos y vuelven a recuperar el color por sí solos”, explican. Uno de cada diez recién nacidos nacen con ellos debido a su inmadurez de su sistema vascular. “No podemos, por tanto, evitarlos”, hacen hincapié.

Según los expertos, en la mayoría de los casos desaparecen por sí solos con el tiempo. “Los llamados angiomas tuberosos lo hacen antes de los tres años. El dermatólogo puede valorarlos e indicar si precisan actuaciones más agresivas, como puede ser el láser, o la cirugía, pero ésta puede dejar cicatrices”, señalan desde la Sociedad Española de Medicina Interna. El pronóstico es muy bueno, pueden provocar una alteración estética pero no más allá.

Letizia y Felipe con Leonor de bebé
Letizia y Felipe con Leonor de bebé