Seguramente todavía hay personas que piensan en los reyes de España residen en el Palacio Real, pero no es realmente así. Felipe y Letizia, como antes lo hiciesen Juan Carlos y Sofía, viven en Zarzuela, a las afueras de Madrid. Solo la reina Isabel II vivía en pleno Londres, en el visitado Buckingham Palace, donde cada mañana se realiza el cambio de guardia, uno de los mayores atractivos.
La última persona que vivió en palacio fue Alfonso XIII. Después de él solo Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, disfrutó de esas más de 3.400 estancias. El Palacio Real es uno de los más grandes de Europa, dobla a Buckingham y a Versalles.

En su interior se encuentra su propia farmacia, armería, una colección de instrumentos valiosos, incluso una red de túneles que Felipe IV llenaba de agua para poder pasearse en góndola por palacio. Una sola ala podría estar albergada por hasta tres familias reales dada su magnitud. A día de hoy solo se usa para ceremonias de Estado y actos solemnes.
“Al final tienes una casa mejor que la mía”, dijo Napoleón Bonaparte a su hermano José cuando lo dejó instalado en el Palacio Real como rey de España. En aquella época se alojaban un total de 6.000 personas entre nobles y personal de servicio. Para mantenerlo en buen estado hacen falta 700 personas diariamente. Se encargan de cuidar las 60.000 piezas de arte que atesora. .
El motivo por el que Juan Carlos no quiso vivir en el Palacio Real
Tras casarse, Juan Carlos y Sofía se instalaron en el Palacio de la Zarzuela, un pabellón de caza construido en el siglo XVII a instancias de Felipe IV rehabilitado por Franco. El dictador lo recuperó en 1962 para que su sucesor viviese allí. El hijo de Juan de Borbón y su esposa estaban vigilados las 24 horas por el régimen franquista. Era como una “jaula de oro”. Cuando se coronó al padre de Felipe VI como rey decidió quedarse a vivir en Zarzuela para poder llevar “una vida normal”. En estas estancias podía disfrutar de privacidad y tranquilidad. Se olvidaba por un momento que era rey, una de las profesiones más agotadoras, según el emérito.

“Está lejos de la ciudad, del ruido, de la contaminación y de las visitas inoportunas. La Zarzuela es un verdadero hogar y el Palacio de Oriente no habría podido serlo jamás”, explicó Juan Carlos I. “Cuando llegué a ser rey hubo mucha gente que me dijo que tenía que vivir en el Palacio Real y tengo que decir que me horrorizaba”, confiesa. “Mi padre ya me había contado de pequeño que allí la vida era muy complicada”.
“Mi abuelo me había contado que solo comía caliente cuando iba de viaje”, recordaba el rey Juan Carlos en aquella entrevista. “Como las cocinas del Palacio Real estaban a quince minutos caminando del comedor, todo llegaba frío a la mesa. Yo dije por todo ello que no me movía del palacio de la Zarzuela. Así podíamos mantener esta casa como un lugar de familia y no vivir en aquel lugar inmenso”.