Letizia ha sido los últimos veinte años la persona más fotografiada de España. No hay ninguna otra mujer ni hombre que despierte más interés por su imagen, ropa, maquillaje, rictus, gestualidad y ademán. Es una lástima que sus discursos sean pocos, pero los han reducido para que su buena oratoria, un punto afectada, no eclipse al monocorde Felipe, que sigue soltando gallos a los 57 años. Letizia tiene 52 y no ha querido asumir el paso del tiempo con cremas para la cara. Una vez decidió cambiarse las facciones y operarse la carea ya no ha podido detenerse. Se lo ha hecho todo, la más evidente es la nariz pero también se ha tocado lo que siempre hay que evitar: los labios. Una vez pinchados para hacerlos más gruesos o para evitar las arrugas del bigote, hay que rellenarlos periódicamente, como un neumático de coche. Y claro, cuándo estrena bigote, se le nota muy inflamado. Con la mala suerte que le ha pasado antes del funeral del papa Francisco, ante de miles de millones de espectadores. Una foto de muy cerca permite comprobar los estragos en el bigote real:


Letizia en primera fila era la única que llevaba gafas de sol con su marido, Felipe. Parecían dos reporteros del fallido Caiga quien caiga. Daba muy mala impresión porque ningún otro mandatario mundial las llevaba. Quien ha analizado esta pifia de protocolo, la de las gafas, es Pilar Eyre en su imprescindible blog de Lecturas: "El detalle de las gafas de sol que lucieron los reyes en el funeral del Papa Francisco no es un asunto nimio. De hecho, ha sido lo suficientemente importante como para que Casa Real, que no suele salir al paso de los comentarios, por malintencionados que sean, se haya apresurado a aclarar que “llevar gafas de sol era una recomendación del mismo Vaticano”, aunque lo cierto es que en la práctica casi únicamente Letizia y Felipe hicieron caso a este consejo, ya que el resto de los mandatorios iban a cara descubierta. Los invitados hablaban, sonreían, se inclinaban para charlar con los de atrás, pero el rostro de nuestra reina, sentada, con gafas negras, mantilla negra, vestido negro y medias negras bajo un sol inmisericorde fue de un hermetismo e inmovilidad absolutos. En un momento dado alguien debió advertirles de los comentarios de las redes sociales porque ambos se quitaron las gafas al mismo tiempo, cuando pasaba el féretro de Francisco. Felipe se persignó, pero Letizia, como es habitual, no lo hizo". Pilar Eyre es el única de la prensa rosa que huye de la adulación absurda a los reyes y pone el acento en los detalles. El diablo siempre está en los detalles.

Letizia ya hace tiempo que decidió qué tipo de primera Dama quería ser, más estilo Melania Trump que Brigitte Macron. La reina sigue operándose ahora que está a punto de perder el título de persona más fotografiada que heredará su hija mayor. La princesa Leonor nacido para destronar a su madre y además posee una belleza y una áurea más amables que las de Letizia. Pero la reina no quiere salir del foco y sigue queriendo aparentar que no se le arruga el bigote. La reina de las gafas de sol y el bótox.